Ángela Bachiller asumió como concejal del Ayuntamiento de Valladolid, enEspaña. Una historia de valentía, perseverancia, esfuerzo y mucho amor familiar
Una «emocionada» Ángela Bachiller logró conmover a todos por su «valentía» y sus 30 años de lucha por la normalización e integración.
La imagen de la joven auxiliar de administrativo sentada en los escaños del Partido Popular del Ayuntamiento de Valladolid, con su recién estrenada medalla de concejala al cuello, ha sido la de la normalidad, la de la igualdad, la de una funcionaria más, «preparada», «educada», «discreta», como la ha definido su madre, Isabel Guerra.
Bachiller ha jurado lealtad al rey y cumplir y hacer cumplir la Constitución en medio de la alegría de su familia y de las cámaras y flashes que han no han querido perderse el momento.
«Gracias por todo, por haberme dado la confianza», ha dicho al término del pleno, en una rueda de prensa acompañada del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, una «emocionada» Bachiller, a quien los nervios propios del momento no le han dejado decir nada más.
«Como sucedería al 90 por ciento de mi equipo», afirmó León de la Riva, quien ha enmarcado el juramento del cargo dentro de la política de apoyo a la integración de las personas con discapacidad del Consistorio vallisoletano, que ya en la anterior legislatura contó entre sus ediles con el primero en silla de ruedas de España, según ha recordado.
Su familia «ha luchado desde el minuto uno en el que nació», ha referido a los medios su madre, quien en el momento de traerla al mundo se dijo que se daba «un día para llorar y toda una vida para trabajar», en lo que ha sido su día a día con su hija.
Isabel Guerra, enfermera de profesión, se ha mostrado orgullosa de su hija, por su «valentía» y por «no tirar la toalla» en lo que hace, aunque ha reconocido que nunca se imaginó que llegaría a ser concejala.
El cóctel para llegar hasta este momento de hoy ha consistido en «mucho amor, mucha disciplina, mucho trabajo y una vida normalizada en todo», con las mismas posibilidades que dio a su otra hija, Lara, de 33 años, que trabaja como policía nacional en Barcelona y que es un referente para Ángela.
Que aprenda y disfrute de estos años como concejal es el consejo que le ha dado su madre, que ha practicado el «Ángela no te voy a levantar» para incentivarla y para quien con el paso dado por su hija, que trabajaba como auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de Valladolid, busca que «lo que hoy se ve como extraordinario pase a ser lo normal» y que vean que «pueden aportar muchísimo».
A la joven Bachiller, que ha ocupado el puesto dejado por dimisión de Jesús García Galván, imputado en una causa judicial, lo de la política le gusta, sobre todo por esa visibilidad de la normalidad, aunque a su madre le ha confesado que ya le dirá qué opina cuando pasen dos años.
Ha estado rodeada por los suyos, sus padres, su hermana Lara, sus abuelos asturianos Juani y Ángel, que a sus 86 años no han querido perderse el momento, sus compañeros de la Asociación Síndrome de Down y su profesora durante 19 años Memé González, quien ha destacado de ella su perfeccionismo, su vitalidad, su alegría y su actividad.
Anoche durmió bien, aunque estaba «algo nerviosa» y hoy ha lucido «conjuntada» y «coqueta», como es ella, con esa independencia que su madre pretende, con una vida normal, su afición por la música, el piano que toca, el referente que tiene en el actor Pablo Pineda, con ese «amigo especial» con el que queda para ir a los conciertos y la «humildad y sencillez» que le han inculcado.
Fuente: http://america.infobae.com