Los problemas de obesidad de su mujer animaron a un veterinario de Benijófar (Alicante), en España, a jugar a ser cirujano y a practicarle una liposucción. Pero salió mal y ella se murió en la mesa de operaciones.
Marcelo G., de 46 años y nacionalidad argentina, en lugar de avisar a los servicios de urgencia, optó por descuartizarla. Todo ocurrió en la clínica donde el hombre atendía a los animales, situada en la avenida García Lorca.
Ahora la Policía Judicial de Almoradí investiga si todo formaba parte de un plan premeditado para matarla o si, realmente, fue una negligencia temeraria.
Con el cadáver troceado y metido en bolsas de plástico, regresó a su casa en Dolores y acudió a la empresa que habitualmente se encarga de incinerar a los animales que sacrifica en su consulta.
Al día siguiente, los responsables de esta sociedad recogieron los paquetes. La confianza que le tenían al veterinario –todas las semanas recogían este tipo de bolsas con restos de animales sacrificados– jugó a su favor. Nadie se preocupó de comprobar el contenido.
El suceso se registró la semana pasada pero la detención no se produjo hasta el pasado viernes, cuando el hombre se entregó a la Guardia Civil. Acudió al puesto del Instituto Armado acompañado de su abogado, informó el diario El Mundo.
Los hechos ocurrieron el pasado 28 de marzo. Y durante una semana el veterinario intentó llevar una vida normal pese a la insistentes preguntas de sus hijos acerca del paradero de su madre. Él les respondía que estaba de viaje. Pero el viernes decidió entregarse.
Las pesquisas quedaron entonces en manos de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almoradí, quien en este momento investiga si la versión ofrecida por el hombre se sostiene.
Según fuentes del caso, el veterinario también ofreció otra versión distinta. Aseguró a los agentes que encontró a su esposa ya muerta dentro de la clínica porque había ingerido medicamentos. Dijo que la muerte se habría producido por la ingesta masiva de unos fármacos que se hallaban en el establecimiento, y que había intentado reanimarla durante varias horas sin éxito.
Ante estos dos relatos distintos de los hechos, fuentes cercanas al caso sostuvieron que la operación existió. Que fuera una excusa para matarla y tener después las espaldas cubiertas o que fuera una temeridad, lo tendrá que aclarar el avance de la investigación.
Los agentes de la Guardia Civil procedieron a la detención del hombre y llevaron a cabo el registro de la clínica y de un segundo domicilio en la urbanización Benimar de Benijófar, al mediodía del mismo viernes. El detenido pasará a disposición de la autoridad judicial en próximas horas.