El temporal que azota al país asiático, que se cobró muchas vidas y causó la evacuación de millones de personas, logró lo que parecía imposible: el derrumbe de 36 metros del fabuloso monumento construido hace casi 400 años.
Las fuertes lluvias que desde hace varios días azotan el norte de China causaron el derrumbe de un tramo de 36 metros de la Gran Muralla en la provincia de Hebei, que rodea Pekín, informaron los medios oficiales.
El derrumbe afectó al tramo de Dajingmen, en la localidad de Zhangjiakou, construida durante la dinastía Ming (1368-1644) y que se encontraba en mal estado debido a la erosión.
También un almacén de reliquias del Museo Nacional en Pekín y otro salón de exhibiciones históricas en la provincia noroccidental china de Gansu han sufrido daños en las últimas semanas, debido a las lluvias torrenciales, que han causado inundaciones y derrumbamientos de tierra.
Desde el 21 de julio, cuando Pekín y sus alrededores sufrieron las peores tormentas en 60 años en la zona, han fallecido 112 personas y 21 siguen desaparecidas, mientras al sur del país se sufren los devastadores efectos del tifón “Haikui”.
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