Si piensas que una fuerte cuenta bancaria podría ayudar a encender el calor en la alcoba, tienes en parte razón.
Puede que el dinero no compre el amor, pero puede permitir una vida sexual candente.
Aproximadamente el 70% de los multimillonarios, con un patrimonio neto de unos 90 millones de dólares, dicen que disfrutan mejor y más el sexo aventurero, según una encuesta de 2007 de Prince & Associates Inc., una empresa de investigación en marketing que se especializa en riqueza mundial privada.
“El 63% de los hombres ricos dijo que la riqueza les daba ‘mejor sexo’, que definieron como tener sexo con más frecuencia y con más parejas. En comparación con un 88% de las mujeres que dijeron que más dinero les daba mejor sexo, que definieron como sexo de ‘mayor calidad’”, escribe Robert Frank en un artículo para Wealth Report titulado The Rich Libido (La libido rica).
Tiene sentido cuando lo piensas: el dinero alivia mucho del estrés de la vida con el que la mayoría de nosotros tiene que lidiar, ayudando a ese 1% a relajarse y dejarse llevar.
La seguridad de la riqueza puede proporcionar un sentido de estabilidad que muchas personas, particularmente las mujeres millonarias, encuentran como empoderamiento. Y juguetes costosos como jets privados y viajes a lugares exóticos ciertamente tampoco duelen.
Para las mujeres, estar con un hombre rico puede mejorar la calidad del sexo. En un estudio de 2009, los investigadores de la Universidad Newcastle en Reino Unido encontraron que a medida que el ingreso de las parejas masculinas aumentaba, también la frecuencia de los orgasmos en las mujeres.
¿El dinero podría actuar como un afrodisiaco? Quizá, o como los autores del estudio sugieren, los orgasmos inspirados en la riqueza son el resultado de la evolución, ayudando a las mujeres a elegir entre los hombres a aquellos que tienen el mejor potencial proveedor.
Sin embargo, una pareja que puede proporcionar más recursos y más orgasmos puede que no necesariamente sea la mejor apuesta a largo plazo, porque la riqueza cambia a las personas, y no siempre para bien.
De acuerdo con el psicólogo social Justin Lehmiller, “las personas más ricas desarrollan comportamientos más deshonestos y menos éticos, y estos rasgos pueden seguirlos en la recámara. De hecho, la investigación encontró que el poder y la riqueza están ligados a una mayor probabilidad de infidelidad”.
Pero afortunadamente para todo el 99%, el sexo en sí puede conferir más felicidad que lo que el dinero podría.
Investigadores en el Colegio Dartmouth y la Universidad de Warwick, Inglaterra, midieron los niveles de felicidad en 16.000 hombres y mujeres; encontraron que mientras más sexo tenía la gente, más feliz era, sin importar su edad o si eran hombres o mujeres.
Y aunque se encontró que el dinero compra más parejas sexuales, no necesariamente compra más sexo. De hecho, los hombres que pagaron por sexo eran considerablemente menos felices que aquellos que no lo hacían, lo que tiene sentido.
De acuerdo con Lehmiller, “puedes comprar todo el sexo que quieras, pero al final del día, la mayoría de nosotros quiere y necesita más que algunos momentos de contacto físico. Comprar sexo no satisface nuestras necesidades psicológicas de intimidad y conexión emocional”.
El sexo, una fuente de felicidad
Los investigadores encontraron que el sexo está tan estrechamente ligado a la felicidad que estiman que el aumento de las relaciones sexuales de una vez al mes a una vez a la semana tendría los mismos efectos en el estado de ánimo que añadir 50.000 dólares al año en ingresos.
El sexo también puede contribuir a tu felicidad (y a tu cuenta bancaria actual) en otras formas.
Según una investigación de la antropóloga biológica, Helen Fisher, las personas que tienen más sexo pueden ser mejores en el trabajo.
El sexo provoca la liberación de varios químicos en el cerebro, como la dopamina, vasopresina y oxitocina, que están asociados con la creatividad, resolución de problemas, cooperación y confianza. Es lógico, dice Fisher, que el sexo regular pueda mejorar el desempeño en la sala de juntas así como en la recámara.
Así que, ¿cómo puedes cosechar estos beneficios? Invierte en tu relación dándole el mismo tiempo y atención que le darías a tus documentos de jubilación. Haz tiempo para tener una cita con tu pareja. Asegúrate de que el número de interacciones positivas ella supere a las negativas.
Practica abrazos de 30 segundos para hacer que esos químicos que te hacen sentir bien fluyan. Comparte un abrazo; y quizá una fantasía o dos. Recuerda, puede que no tengas seis casas y un jet privado, pero cuando cuentas con una relación, puedes sentirte igual de rico.
Así que, ¿qué te hace más feliz: el sexo o el dinero?
Fuente: http://cnnespanol.cnn.com/