Jacqui Evans, una abuela de 48 años, se había dejado estar. Después de tener cuatro hijos y casi 30 años de matrimonio, tenía exceso de peso, pocos y horribles dientes, su piel estaba arrugada y su pelo sufría el desaliño de 10 años sin cortes ni tratamientos. Durante los últimos tres años, Jacqui, oriunda de Gales, se describió como «gorda …
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