Con su sofisticación mundial, pantalones pescadores baratos y sonrisa eterna, los turistas son un grupo muy odiado. Pero antes de carcajearte de la mirada perdida de sus ojos, o burlarte de su torpe y estrepitoso intento de subir al minibús con dos maletas, tres bolsas y tres cámaras colgando de sus torsos y cadera, debes saber esto: A ellos no …
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