Los celtas, grandes amantes de la naturaleza, basaron sus creencias mágicas en los cuatro elementos fundamentales, el Agua, el Aire, la Tierra y el Fuego. A partir de ellos, las fuerzas y energías que emanaban de estas materias primordiales constituían no sólo la razón de la vida sino el destino de los seres humanos. Los árboles forman parte de esta …
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