Dedicado a todos aquellos que les encanta hablar y publicar sus increíbles proezas y hazañas sexuales: ¿serán ciertas?
Este fenómeno ocurre fundamentalmente entre el género masculino, y me refiero a los caballeros que comparten tanto con sus amigos y conocidos todo lo que son capaces de hacer, dar y recibir en un encuentro sexual y promocionan su promiscuidad a donde quiera que van. Quisiera reflexionar sobre esto sin ejercer ningún tipo de juicio de valor, solo porque resulta interesante como fenómeno de género.
Se dice que los hombres siempre tienen que estar dispuestos para el acto sexual, siempre deben decir que si, son ellos quienes tienen que iniciar y ser activos, un hombre siempre dice que sí y para ser “bien macho” debe tener un rendimiento de por lo menos unos cuarenta minutos de actividad cuando no es más, poseer un gran miembro y, además, debe hacerlo con la mayor cantidad de mujeres para poder competir por la corona de Rey de su especie.
Aunque todos estos dichos resulten anticuados y pasados de moda, aún hoy en día muchos hombres padecen de la influencia de los mismos y se ven afectados tanto en sus objetivos sexuales como en su capacidad de disfrutar, por ejemplo porque ven su pene demasiado pequeño para darle placer a una mujer. Un pene normal promedio erecto mide entre 10 y 15 cm independientemente de lo que mide cuando está relajado -dato que por cierto carece de importancia, ya que para que puedas darle placer a una mujer el pene tiene que estar erecto-, muchos adolescentes pasan largos ratos midiendo y preocupados por si el tamaño es el adecuado, esto genera en muchos casos grandes traumas que producen timidez, aislamiento de sus pares y distancia en las relaciones con las mujeres.
La expectativa que recae sobre ellos en relación con la predisposición -“Estar siempre listos” y “Siempre decir que sí”- se convierte en una exigencia que puede terminar con la salud sexual si se quiere practicar al pie de la letra: desde no poder lograr una erección o una eyaculación rápida y repentina, hasta perder por completo el deseo, muchas veces por el stress que esta situación produce.
El hecho de que en un momento un hombre no logre una erección puede devastar toda su confianza siguiendo con estos mitos tan fuertes en nuestra cultura.
Los extremos nunca son buenos y en ellos siempre se encuentran las enfermedades – patologías, por mucho o por poco.
Seguir la guía más propia de tu personalidad, de tus gustos y deseos del momento sin tener que responder a tales estándares de perfección, puede hacer tu vida mucho más placentera y seguramente la de tu mujer, que se puede sorprender con alguien espontáneo y humano.
Y quien goza de tan buena, motivada y variada vida sexual y se siente pleno, ¿tiene necesidad de publicarlo en los diarios? Mucho ruido y pocas nueces.
Fuente: http://sexualidad.blog.terra.com.ar