Desde hace unos años el sexo anal se trata de una práctica cada vez más frecuente, aunque persisten innumerables tabús y prejuicios acerca de ella. Se ha asociado durante mucho tiempo a una actividad propia de homosexuales o pervertidos sexuales, pero lo cierto es que no ha dejado de aumentar el número de parejas heterosexuales que lo practican.
No debemos caer en el error de pensar que la única forma de practicar sexo anal entre parejas heterosexuales es mediante la penetración de la mujer, ya que los hombres también pueden obtener un gran placer siendo penetrados analmente.
La importancia del esfinter
Para realizar sexo anal de una forma sana y segura, es importante conocer las estructuras corporales implicadas en esta práctica. El esfínter externo es un músculo que podemos contraer o relajar voluntariamente. Cinco centímetros más adentro encontramos el esfínter interno. No tenemos tanto control sobre este esfínter, pero podemos aprender a relajarlo.
Cuando te metes algo por el ano, éste es el músculo que pone más resistencia. Los dos esfínteres se abren y se cierran para dejar que pasen las heces. Entre el esfínter externo y el interno está el canal anal: centímetros llenos de terminaciones nerviosas Es la zona responsable de que, en ocasiones, la penetración anal pueda ser dolorosa o muy placentera.
Más adentro del esfínter interno encontramos el recto, que conecta con el colon. El recto tiene pocas terminaciones nerviosas (no suele doler), pero tiene una pared intestinal muy delicada que sangra fácilmente. Es una zona muy sensible, por lo que es frecuente que se produzcan heridas si el sexo anal se realiza de forma brusca o sin utilizar suficiente lubricante.
El hombre y la próstata
Una zona muy importante de la anatomía masculina es la próstata. Se trata de una glándula que está en el recto y sólo la tienen los hombres. Es una glándula básica en la producción de semen.
La próstata es muy sensible al tacto, hay quien dice que es el “punto G” masculino, por lo que un hombre puede tener un orgasmo más intenso si se estimula, con los dedos o mediante la penetración. Es grande y más fácil de encontrar cuando el hombre está excitado. Cuando está con una erección, podéis encontrarla introduciendo un dedo por el ano un dedo bien lubricado (unos cinco centímetros). Luego, subidlo en la dirección de su ombligo y encontraréis un bulto firme, y al frotarlo veréis cómo su pene se pone más rígido.
Prevenciones médicas
Para practicar el sexo anal hay algunas consideraciones básicas que debéis tener en cuenta. A nivel de salud y prevención médica es importante destacar que el ano es una gran fuente de infecciones provocadas por bacterias, virus y/o parásitos. Los síntomas de estas infecciones se darán en el ano pero también en pene, boca, garganta, vagina…
Se transmiten a través de fluidos corporales de la persona infectada (semen, sangre, secreciones uretrales, líquido preseminal o fluido vaginal) que entren en contacto con heridas en la piel o mucosas de la otra persona (mucosa bucal, faríngea, rectal o uretral), esto se puede dar a pesar de tener una apariencia normal. Por este motivo, resulta imprescindible el uso del preservativo.
El necesario lubricante
En segundo lugar, la utilización de un lubricante hidrosoluble servirá para evitar que la mucosa anal se irrite, lo que provocaría que la penetración fuera dolorosa y que se pudieran producir heridas.
Como tantas otras veces he apuntado, la aceptación de cualquier práctica sexual tiene que ser libre y voluntaria. Es cierto que muchas veces se está poniendo esta práctica del sexo anal como manera de evitar el embarazo, pero no se puede presionar u obligar a nadie a practicarla bajo este ni ningún otro concepto. Si es la primera vez que se va a practicar es importante no sentirse agobiado a hacerlo.
Pueden ser normales ciertos nervios por lo desconocido. Pero es algo que si se hace voluntariamente puede ser placentero, sobre todo si es el hombre el penetrado. Las primeras veces será interesante que te estimules primero el ano con los dedos, preparádnoslo para el pene o dildo. Puedes hacerlo ayudándote de un espejito, con lubricante y presionando la zona del entorno hasta llegar a introducirte un dedo en el ano.
Higiene y posturas
Una pregunta muy habitual dentro del sexo anal es sobre la higiene. Hay personas que utilizan, además de una ducha normal -y obligatoria-, un enema o una lavativa. Pero su uso frecuente no es recomendable porque puede provocar problemas de estreñimiento, o para gente con las defensas bajas problemas de infecciones.
Cuando se cuestiona cual es la postura que más gusta al principio encontraríamos como respuestas lo siguiente: Los dos os tumbáis lateralmente. El que va a ser penetrado pone su espalda contra el pecho del penetrador. Y éste introduce su pene o el dildo. Al mismo tiempo puede haber masturbación del pene si es él el penetrado.
Otra postura sería uno arrodillado y apoyado sobre las manos y las rodillas. El otro le coge las caderas por detrás. El penetrado también se puede masturbar al mismo tiempo. También se puede practicar esta misma postura estando estirados.
Fuente: http://mujer.terra.es