Entre el 1% y el 3% de la población no tiene sexo. No están enfermos, ni detrás de su opción sexual hay motivos morales o religiosos. Simplemente, se definen como asexuales y aseguran que no sienten ninguna atracción sexual por otros individuos.
Johanna Villamil, colombiana de 26 años, que trabaja como artista y gestora cultural, es una de ellas. «Pienso que las opciones a la hora de relacionarnos son muy limitadas, sólo podés ser amigo o tener una relación romántica. Además, si querés una relación seria, importante y estable debes tener relaciones sexuales», sostiene en diálogo con el diario el Mundo
Este tipo de pensamiento afloró a sus 20 años, cuando estaba leyendo el libro «La filosofía» de Andy Warhol para una clase de arte. «Me sentí identificada con las reflexiones que hacía sobre el sexo y el amor; me di cuenta de que había alguien que pensaba y sentía lo mismo que yo y esto me impulsó a buscar más personas. Así fue como llegué a la asexualidad», señala.
El grupo presenta, no obstante, diferencias, aunque las defienden: algunos sienten atracción romántica y otros no, algunos sienten excitación física y otros no. Quieren hacerse oír, reclaman el reconocimiento de la sociedad de los derechos de la sexualidad en cualquiera de sus vertientes, también la suya, y por eso han creado un sitio en la red: Asexual Visibility and Education Network (AVEN) ’ , una comunidad virtual que se ha extendido por todo el mundo.
«La web tiene tres objetivos. El primero es tener un lugar de encuentro para nosotros, donde podamos conocer a más personas y crecer como comunidad. El segundo es tener un espacio de educación para nosotros, los que nos rodean y para quienes estén interesados. Y la tercera es la visibilidad de nuestra comunidad hacia la sociedad. Actualmente en la versión hispanoamericana tenemos a 2.000 personas afiliadas y contamos con 300 visitas diarias», expresa Johanna.
Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona y vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, reconoce que el amor, el sexo y la intimidad son inseparables la una de la otra. «Creo que hay que respetar cualquier elección sexual, pero estas personas han necesitado poner una etiqueta e identificarse como un grupo. Lo que llama la atención es que su condición de asexuales la defiendan como permanente cuando las personas están en constate cambio y evolución. ¿Cómo pueden saber cómo van a sentirse dentro de cinco años?», dice ante una consulta del diario español .
Pero Johanna insiste: «Estamos inmersos en una sociedad donde la intimidad es un factor importante dentro de una relación, y afortunadamente, hay más vías para generar intimidad aparte del sexo. A la hora de compartir tiempo, espacio y energía en común con una persona, son muchas las actividades que se pueden hacer: comer un helado, bailar, tener una agradable conversación o compartir una cama, son cosas que a todos nos genera satisfacción. En un mundo cada vez más sexualizado, parece ser que el número de personas que disfrutan más de una intimidad no-sexual está aumentando y allí hay un terreno rico a explorar para las personas asexuales».
Sin embargo, la doctora Molero reconoce que la sexualidad tiene muchos matices. «Si ha deseo ya hay sexualidad, si hay fantasías o atracción, también hay sexualidad», asegura.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar