A cinco presidentes y ex presidentes sudamericanos, entre ellos el propio líder venezolano, les fueron detectados tumores malignos. Esta seguidilla llevó al bolivariano, en 2011, a sugerir la responsabilidad del «imperio», siguiendo en esta cuestión los pasos de Fidel Castro, siempre proclive a declararse víctima de supuestos intentos de asesinato: «Es difícil explicar esto, él (Fidel) siempre me lo dijo: ‘Chávez, ten cuidadoporque hay gente que está desarrollando cosas, cuidado con lo que te dan de comer’, pero uno anda en manos de Dios», dijo el mandatario venezolano.
La revista Slate se interrogó acerca del grado de probabilidad de estas especulaciones.
«Si se inyectan células cancerosas vivas a una persona, su sistema inmunitario las atacará y destruirá esos tejidos extraños» es una de las conclusiones del artículo, previa consulta con especialistas.
En teoría, si el sistema inmune de la persona está gravemente debilitado, se podría enfermarla aún más inoculando tejido enfermo. O bien, extrayendo tejido a la víctima y sometiéndola a un agente cancerígeno para luego reintroducirlo en su organismo. Pero todo esto está en un nivel ultrateórico; no ha sido experimentado ni, por consiguiente, probado en la práctica.
Más cercana en el terreno de las probabilidades estaría la táctica de aumentar los riesgos de contraer cáncer en el enemigo por eliminar.
«La opción más eficaz es la radiación. Los oncólogos implantan aparatos del tamaño de un grano que emiten radiaciones en algunos pacientes a fin de combatir cánceres ya declarados. No es posible decir con certeza en qué medida este tipo de aparatos es capaz de aumentar los riesgos de cáncer en una persona que goza de buena salud». Ahora bien, aun suponiendo que tener uno de esos dispositivos en el cuerpo durante mucho tiempo implique recibir una cantidad de radiación tal que pueda incrementar el riesgo de desarrollar un cáncer, queda un escollo: es difícil -si no imposible- implantarlo sin que la persona lo note.
¿Puede hacerse a través de la comida como creen Castro y Chávez?
Contaminar los alimentos con altas dosis de aflatoxinas, ligadas al cáncer de hígado, podría ser una opción. También -siempre en el terreno de las hipótesis- se podría inocular a la persona una buena cantidad de agentes biológicos cancerígenos. Slate cita dos: elhelicobacter pylori, que contribuye al desarrollo de cáncer de estómago, y elpapillomavirus humano, que puede causar cáncer de cuello de útero o de recto.
Pero en todo caso, éstas serían técnicas de largo plazo y de dudosa eficacia. Por ejemplo, en algunas regiones de África y en China, donde la población está expuesta a importantes niveles de aflatoxinas, la incidencia del cáncer de hígado es de menos de una persona cada 1.000.
Actualmente, en laboratorio, sólo se inoculan células cancerosas a animales.
En una desmentida que no fue tal, Chávez dijo: «Yo no acusé a nadie, porque no puedo, sería una irresponsabilidad (…). Sólo he dicho: ‘¿Será posible que el cáncer sea una enfermedad inducida? Con los adelantos científicos que existen hoy día, hay quienes tienen la posibilidad de hacerlo'».
A continuación, contradiciendo la afirmación de que su sospecha no estaba dirigida a nadie en particular, ejemplificó: «En Cuba, los Estados Unidos lanzaron varias epidemias. Una de ellas fue de dengue hemorrágico y hubo miles de muertos y eso está comprobado».
Fuente: http://america.infobae.com