Máxima y Leticia fueron las favoritas: frescas, elegantes y a cara lavada. Angela Merkel, con pantalones, parecía de entrecasa. Y la reina de Bélgica optó por el Privilegio del blanco. ¿La más bella? Angélica Rivera, mujer del presidente de México, Peña Nieto.
Es cierto que el papa Francisco ya instaló con fuerza la idea de que el protocolo está para romperlo. Algo parecido pensaron varias jefas de estado e invitadas de honor que decidieron casi caprichosamente no respetar el dress code que impone el Vaticano durante la ceremonia del
Para las mujeres, vestidos negros sin escote y por debajo de la rodilla; brazos cubiertos, poco maquillaje, son parte de los códigos de vestimenta que establece el Vaticano. En la actualidad el uso de velo, mantillas y sombreros es opcional, sin embargo fueron favoritos para completar el look de la mayoría de las mujeres presentes.inicio de su Pontificado.
Sin embargo, hubo de todo: mujeres que cumplieron el protocolo a rajatabla y otras que no lo tuvieron ni siquiera un poquito en cuenta.
La Canciller alemana, Angela Merkel parece no haber leído la letra chica y lució pantalones negros combinados con chaqueta ¾ de varios botones, tipo ambo. No lució joyas ni brillos. Es decir, tomó el dress code de los hombres, en vez del femenino.
El uso de la mantilla que actualmente es opcional y las perlas fueron dos de los accesorios que todas las mujeres eligieron como símbolo de femineidad y distinción.
En ese sentido, a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner su “luto look” le sentó muy bien, ella le agregó un coqueto sombrero tipo boina, sin velo, que lo mantuvo durante toda la ceremonia.
La presidenta del Brasil Dilma Roussef fue otra que demostró elegancia y prefirió una gargantilla clásica de perlas blancas como toque “glam”. Ambas mandatarias, especialmente Cristina, atenuaron el rigor de sus maquillajes cargados usualmente de sombras dúo grises y negro y máscaras de pestañas recargadas.
La que brilló con allure propio es Máxima. Actual consorte del príncipe Guillermo y futuros reyes de Holanda, el próximo 20 de abril, nunca pasa desapercibida en un acto público.
Sentada casi estratégicamente junto a Leticia y el Príncipe Felipe de Asturias, como también ocurrió en el Mundial de Sudáfrica, ellas representan a la nueva realeza y lo saben, por eso cada vez que hay un acontecimiento público lleno de periodistas del mundo entero, se sientan juntas, sonríen y cuchichean para las cámaras. Ambas a cara lavada y de total black, usaron mantilla sin velo con la rigurosa peineta para armar el tocado.
El privilege du blanc es el uso del color blanco que la casa vaticana lo dispone solamente para las reinas y consortes católicas; privilegio que fue bien utilizado por lareina Paola de Bélgica y María Teresa, la Gran Duquesa de Luxemburgo.
Una recién llegada a la realeza que podría haber utilizado el color blanco y por el contrario no lo hizo, fue Charlene de Mónaco, esposa del Príncipe Alberto. Máxima, ante la inminencia de su jura el próximo 20 de abril, podrá optar por el blanco en la próxima ceremonia pública o privada junto al papa Francisco.
El tema del calzado y los lentes fue casi un tema de estado: según el protocolo, los accesorios deben ser discretos y sobrios y el calzado debe ser cerrado, evitando los tacos muy altos. Se vieron tacones pero bajos y cuadrados, y nada de stilletos. Sorprendió que la esposa del presidente chileno Sebastián Piñera no abandonó sus gafas negras durante toda la ceremonia.
Donde hubo más conflicto y tropezones fue a la hora del saludo: indican las formas que si el jefe o jefa de estado, parlamentario o invitado de honor, debe saludar al Papa, lo primero que debe realizar al estar frente al Santo Padre es una reverencia en la que al inclinar el cuerpo, el rostro quede cerca de la mano del Papa. Este la extenderá con el fin de que el interlocutor bese el anillo papal. Es decir: siempre se estrecha la mano y jamás se lo besa en la mejilla.
En el caso de las jefas de Estado Dilma, Merkel y Cristina Fernández no hubo mayores conflictos porque pasaron solas.
Los desajustes se provocaron cuando la mujer ocupaba el lugar de consorte y el hombre era quien hablaba con el Sumo Pontífice.
En un gesto que lo mostró atento y caballero, el papa Francisco se ocupó de saludar en varias oportunidades para “descontracturar” a hombres, mujeres y niños presentes con un beso; entre ellos a la Princesa Máxima, a la presidenta Cristina y al matrimonio de Mauricio Macri y Juliana Awada.
¿Una de las más bellas? Angélica Rivera, mujer del presidente de México Enrique Peña Nieto. De sobrio negro con mantilla incluida, fue quien a plena cara lavada lució increíble.
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