Si estás casada, la decisión conlleva un matiz erótico: será algo que disfrutarán los dos. Pero, ¡un momento! ¡Es tu cuerpo! Él siendo tu marido, ¿tiene derecho a incidir sobre tamaños, formas y calidades de implantes y zonas a recortar? Ahora, sabelo: frente a un divorcio en puerta, ¡los implantes no están en la lista, ni se devuelven!
Si estás soltera, y tu pareja circunstancial ofrece pagarte «esa» cirugía que tanto deseás para verte sexy y linda, ¿aceptás, o debés ahorrar trabajosamente para pagarla vos misma? No sólo por una cuestión de dignidad, sino también de derechos adquiridos: luego no se aceptan reclamos.
Al respecto, el médico especialista en cirugía plástica Raúl Banegas (MN 79300) contó a Infobae que «los procedimientos mini invasivos, como rellenos, los costean las propias mujeres, es más, suelen ser prácticas que se mantienen en el velo del secreto, ya que muchas prefieren no contarle lo que se hacen al marido».
«Ahora -prosiguió el miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER)- cuando se trata de una cirugía que ya hay que blanquear, ahí se pone sobre la mesa el tema de quién paga«.
Y resaltó que «generalmente paga el marido».
Consultado acerca de si el hombre por el hecho de abonar la intervención suele querer opinar sobre, por ejemplo, el tamaño de la prótesis mamaria que se colocará su mujer, Banegas destacó que «siempre está presente el asesoramiento o preferencia del varón, pero son pocas las veces en las que quieren hacer valer su gusto». «A veces tímidamente se acercan a pedir algo, pero siempre está supeditado a lo que yo opino», enfatizó.
En la misma línea se expresó el cirujano plástico Cristian Leonhardt (MN 95506), miembro titular de SACPER, para quien el tema de quién paga «depende un poco de cada pareja». «Cuando se trata de mujeres casadas, pero independientes en su economía, en líneas generales lo paga ella o eventualmente la ayuda su marido; y si la mujer no trabaja, paga él«, puntualizó.
Sin embargo, el miembro titular de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (SCPBA) contó que él siempre promueve que vaya el marido a la consulta, sobre todo cuando se trata de alguna intervención en el rostro. «En el lifting o cirugía de nariz la mujer está convencida porque lo vio en alguna amiga o conocida, pero prefiero que el marido se quede tranquilo que no le voy a devolver a su mujer desfigurada», ironizó Leonhardt, quien contó que «quizá en una intervención de implante mamario el marido bromea con el médico sobre colocar una prótesis mayor, pero siempre la decisión final es de la mujer junto con el médico».
El presidente de la SCPBA, en tanto, estableció una diferencia según la edad de quien consulta.
Para el doctor Ricardo Losardo (MN 57832), hoy en día ambos miembros de la pareja consultan y quieren estar mejor. «Hay parejas con edades similares y hay parejas muy ‘desparejas’ en este sentido. Es decir, diferencias de hasta 20 años o más entre uno y otro. Habitualmente el mayor es el de mejor posicionamiento económico y es que quien se hace cargo económicamente de la cirugía. Puede ser él o ella», subrayó.
Y agregó que «el cirujano plástico debe estar atento en esta relación médico-paciente, que no es uniforme y cada vez es más heterogénea».
Por su parte, el cirujano plástico Juan José Juri (MN 122523) consideró que «hoy la mujer tiene autonomía, no necesita del hombre para pagar nada y si quiere darse un gusto lo hace por cuenta propia».
«Eventualmente nos llega un caso de una pareja que le quiere regalar algo a su mujer para que se sienta mejor, pero hoy en día la mujer tiene autonomía, insistió el especialista, para quien «por más que el hombre pague no puede influir en la decisión porque es algo completamente personal de la paciente».
El tema toma cierta complejidad si nos referimos a los números de los últimos años en la Argentina, donde la edad de las mujeres que consultan a un cirujano plástico bajó el promedio hasta los 25 años.
Es decir, en su mayoría solteritas y sin apuro. Lejos de los bienes gananciales pero cerca del conflicto de los derechos con el hombre de turno.
Y, además, las de 25, con requerimientos estéticos muy diferentes a las de más de 45.
Estas últimas buscan rejuvenecimientos faciales, mientras que las más jóvenes quieren conseguir mejoras en su cuerpo o quitarse algún defecto que la mayoría de las veces, sólo ellas se ven.
Para la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), las tres cirugías más pedidas en la Argentina son el lifting de rostro, el «retoque» de párpados y el estiramiento de la piel de la frente.
Le siguen muy cerca en el ranking las prótesis mamarias, la lipoaspiración y la rinoplastia (operación de nariz). Ranking que se altera de acuerdo a la interpretación que se le dé, de acuerdo al análisis etario.
La franja de la población que más recurre a estas ayudas del bisturí tiene entre 21 y 50 años y son mucho más ellas (88%) que ellos (12%), aunque la tendencia entre los varones es ocuparse cada vez más de su imagen.
Una visión psicológica del asunto
Sobre todo este embrollo, la licenciada Gabriela Martínez Castro (MN 18.627), directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA) opinó ante la consulta de Infobae que «siempre el que tiene el dominio del dinero en la pareja en general tiene más uso del poder».
A lo que agregó que «por supuesto si el hombre hace un regalo de esa naturaleza tiene el poder, pero lo cierto es que la mujer es la que pone el cuerpo y la que va a tener que lidiar con el resultado de esa intervención y por ende, es quien tiene la decisión final».
«Suele suceder que previo a la cirugía el hombre opina y llegan a una decisión conjunta con la mujer, pero camino al quirófano o ya en la sala de operación, ella llega a otra conclusión que tiene que ver con su real deseo«, ejemplificó.
Fuente: http://www.infobae.com