Por primera vez encuentran bases biológicas de la agresión afectiva.
Si eres de esas personas impulsivas que se enervan sin que exista una agresión real porque no piensas si tu comportamiento es el adecuado, científicos de la North Carolina State University encontraron la ruta de las áreas del cerebro asociadas con lo que padeces: la agresión afectiva cuyo papel o función biológica no es clara y se considera una mala adaptación evolutiva.
El equipo encabezado por el Dr. Troy Ghashghaei identificó las zonas cerebrales que hacen agresivos afectivos a ratones, lo cual aplica en humanos porque los mamíferos compartimos las mismas áreas del cerebro.
El cerebro funciona mediante el uso de grupos de neuronas que se cruzan a velocidades extremadamente rápidas para comunicarse, similar a una computadora. Una región procesará un estímulo, y luego esa región envía mensajes a otros grupos dentro del cerebro, al igual que los circuitos dentro de la computadora. Vimos cómo los interruptores volcaron en el cerebro de ratones agresivos, y los comparamos con los cerebros de los ratones no agresivos en el mismo escenario, para ver cómo se diferenciaban”, explicó Ghashghaei.
Los resultados mostraron una diferencia marcada en el funcionamiento del cerebro de los ratones afectivamente agresivos en sus «centros ejecutivos» que operan cuando se encontraban con otro ratón. Los stímulos sensoriales entran y se envían al centro ejecutivo, la parte del cerebro que decide cómo responder a ese estímulo. Mientras tanto, la información acerca de la respuesta que se hizo se procesa de nuevo, ya sea con una asociación agradable o desagradable.
Según Ghashghaei, los ratones afectivamente agresivas podrían reaccionar violentamente porque sus cerebros están mal programados para responder de forma violenta sin evaluar si su respuesta es apropiada al estíulo, pues se saltan el segundo paso. Además, los ratones afectivamente agresivos pueden formar asociaciones agradables con sus despliegues violentos, lo que refuerzan sus tendencias agresivas.
No podemos decir cuál de las dos posibilidades subyacen a las reacciones agresivas persistentes por nuestros ratones, pero podemos ver que los patrones de actividad neuronal son muy diferentes en los centros ejecutivos de estos ratones. Además, existen diferencias en los grupos neuronales involucrados en la creación de asociaciones placenteras o desagradables para el estímulo o la respuesta. Eso nos da algunos puntos de partida para comenzar a identificar los mecanismos que subyacen a estas diferencias de comportamiento profundas”, concluye Ghashghaei en su estudio publicado en Brain Structure and Function.
Las regiones del cerebro que participaron en la agresión afectiva en los ratones son similares en todas las especies de mamíferos. Ghashghaei espera que sus hallazgos en ratones será útil para los investigadores que estudian el comportamiento violento en los seres humanos, así como la agresión en los animales.
Con el cerebro, el hecho de saber por dónde empezar a buscar es enorme. Una vez que usted tiene unos pocos objetivos, se puede desentrañar las posibilidades y llegar al corazón del problema. Estamos seguros de que la manipulación de algunos de los objetivos identificados en nuestro estudio podrían interrumpir las exhibiciones de agresión afectiva en nuestro modelo de ratón”, dijo.
Fuente: http://quo.mx/