El aquaplaning es un fenómeno que se produce cuando una capa de agua impide el normal contacto y adherencia del neumático con el suelo. Esta capa logra ubicarse por debajo de los neumáticos cuando los mismos no tienen la suficiente capacidad de descarga para desplazarla; tanto sea por exceso de velocidad, como por deficiencias en la profundidad del dibujo, provocando una pérdida de control sobre el vehículo.
Es sabido que los fabricantes de neumáticos están en constante desarrollo de innovaciones para evitar este problema; ejemplo de ello son los canales circunferenciales y los zurcos en “V”, diseñados para evacuar el agua lo más rápido posible. Sin embargo, el factor humano es el más importante para la prevención de este fenómeno. Chequear la presión y el desgaste de los neumáticos es fundamental, como así también disminuir la velocidad cuando se conduce con lluvia, recordando que la primera media hora de precipitaciones es la más peligrosa, ya que el agua todavía no es lo suficientemente abundante como para limpiar la calzada de barro y otros agentes resbaladizos.
Otro factor que nos ayudará a prevenir el aquaplaning es el de seguir las huellas del vehículo que nos precede, manteniendo siempre una distancia prudencial. En caso de encontrarnos sobre un charco, debemos evitar el uso del freno; en estas situaciones lo conveniente es tomar con firmeza el volante y desacelerar de a poco hasta que podamos sentir nuevamente la ruta. De contar con el infortunio de un eventual derrape, con calma se deberá corregir la dirección hacia donde el vehículo se está desplazando, evitando las maniobras bruscas.