Por primera vez en siete años, Carola Del Bianco (35) y Francisco «Paquito» Mayorga (42) se fueron de vacaciones solos. «Sin hijos», aclara la modelo.
Esta vez, Maia (6) y Elisa (3) quedaron bajo el cuidado de sus abuelos paternos en su casa de San Isidro. A miles de kilómetros de distancia, la pareja disfrutó de una miniluna de miel en las paradisíacas playas de Tulum, México.
«Desde que fuimos padres, no nos separamos ni un minuto de las chicas. Tanto fue así que yo dejé de lado mi trabajo para dedicarme completamente a ellas. Y ahora tuvimos la oportunidad de revivir nuestra vida de solteros. Este viaje me dio la chance de disfrutar como nunca de Paco. Me encantó caminar juntos por la playa o, simplemente, compartir una charla durante el atardecer. Y, además, ¡pudimos dormir! ¿Sabés lo que es descansar en la noche sin tener que levantarme todos los días a las seis de la mañana porque alguna de las chicas te despierta?», cuenta Carola divertida.
–Hace 18 años que están juntos. ¿Cómo hacés para mantener viva la pasión?
–[Lo piensa un rato.] Es difícil de explicar. Mi vida junto a Paco está basada en el amor y la admiración. Creo que eso basta para seguir adelante. Con él formé una familia, hice toda mi carrera… Fuimos novios adolescentes y crecimos juntos. Por eso, insisto, el amor es todo. Lo demás puede ir y venir, pero si no hay amor verdadero, ningún vínculo perdura.
–Sin embargo, nunca se casaron. ¿No les gustaría celebrar su amor con sus familiares y amigos?
–A lo largo de los años cambié mi respuesta. No sé si me voy a casar algún día, pero con Paco muchas veces lo pensamos. Es una charla que nos damos cada tanto. El es la persona que elegí para compartir mi vida y construir esta linda familia. A veces le digo: «¡Qué bueno sería unir este amor y celebrarlo!».
–¿Tienen planes de agrandar la familia?
–Me encantaría. Y si viene un varón, mejor todavía. Sé que hay cosas que no puedo planear. Si Dios decide que tenga otro hijo, así será.
–¿Cómo te cambiaron la llegada de Maia y Elisa?
–Ufff… Fue una revolución en mi vida, en mis tiempos. Pero soy la mujer más feliz del mundo. Tener hijos me hizo sentir una mujer completa. Yo a Paco lo amo con todo mi corazón, pero cuando tenés un hijo sentís un amor que va más allá de tu propia vida.
–Por tu trabajo como modelo, ¿sentiste presión para recuperar tu figura después de cada embarazo?
–Nunca fui muy obsesiva con mi cuerpo, ni con el medio. Más bien me mantuve muy relajada con todo esto. De chiquita soñaba con tener las uñas bien cortas para trabajar la tierra. Nunca les di importancia a las medidas perfectas, a los 90-60-90, o al problema de la celulitis. Ojo, también soy una agradecida por lo que me dio la naturaleza. Todos los que me conocen saben cómo me gusta comer. Tengo sangre italiana y, además, amo cocinar, es una de mis grandes pasiones. Nadie puede creer que con todo lo que como no tenga diez kilos más.
–¿Nunca pensaste en una cirugía?
–Nunca digo nunca. Todavía no tengo edad para retocarme nada, así que no me lo planteo. Sé que tengo arrugas típicas de la edad y de la genética; pero por ahora soy feliz con lo que soy y la vida que tengo.
–Este año se radicaron en Buenos Aires. ¿Piensan volver a su casa de Villa La Angostura?
–Este año dejamos que Maia curse el primer grado en Capital, pero todavía no sabemos cómo nos vamos a manejar el año que viene. La realidad es que nos queremos ir para allá. No puedo estar muy lejos del sur. Desde que nací, siempre me gustó la naturaleza. Vivir en la Patagonia fue un sueño que siempre quise hacer realidad. Tal vez uno no sabe cuál es su destino, pero sí lo intuye. Y mi lugar en el mundo tiene que ver con mi casa en Villa La Angostura y mis hijas disfrutando de lo que yo tanto amo. Allá tengo mis lavandas, mi huerta… Me gusta disfrutar de las cosas simples. Hoy en día es difícil sentarse una tarde cualquiera sin pensar que estás perdiendo el tiempo. ¡Yo no pienso que no esté haciendo nada cuando me siento para ver jugar a mis hijas!
Fuente: http://www.hola.com.ar