¿Qué necesidad hay de andar contando qué comieron, qué bebieron, en las “reuniones importantes” de la política?
Por ejemplo, esta semana, dieron a conocer el menú degustado durante la reunión de Macri con Moyano. Una reunión, un mediodía de semana laboral, con morfi de por medio, bebidas y dos dirigentes que se caracterizan por la pobreza conceptual, el lenguaje parco, siendo amables, no muy culto, yendo al grano, revela un gusto tosco por la sofisticada haraganería que caracteriza a nuestras clases altas. Esas que creen que todos vivimos de la dádiva del Estado. Como si los Macri o los Moyano hubieran hecho la plata trabajando.
No es en el Partido Clarín donde inventan o difunden por vocación propia estas superficialidades. Ellos tienen intereses concretos y se ocupan de la política. Para todo lo demás, están los asesores de imagen. Que suelen trabajar, descaradamente, como funcionarios del intendente Macri y como escribas del “periodismo independiente” en el Grupo Clarín.
Un solo ejemplo: el que firma los más bajos, procaces y conventilleros bolazos contra Cristina en el diario Muy, del Grupo Clarín, es también encargado de redes sociales de Macri.
Scioli fue a sacarse una foto con la Mesa de Enlace en la fiesta financiera de Expoagro, una empresa de Clarín y La Nación que los conecta con la oligarquía de la manera que entiende, con plata.
La provincia de Buenos Aires pagó la foto de Scioli con los vandoristas de la soja, los titulares de la Sociedad Rural y la Federación Agraria en Expoagro con seis stands. Uno de ellos fue sponsor principal, el del Banco Provincia. Con eso le cobraron sus apoyos diarios al kirchnerismo.
Ese stand del Bapro se lo cobraron a precio desconfiado: 300.000 pesos. El resto, para que el escándalo no se conozca, fue más modesto: 30.000 pesos cada uno. Son stands del Fondo de Garantías de Buenos Aires, de la Secretaría de Turismo, del Ministerio de Asuntos Agrarios, de Provincia Leasing y de la Agencia de Recaudación (ARBA).
En total la Provincia puso 450.000 pesos. Se disimuló también con 400.000 pesos en publicidad en la Guía Expoagro que se reparte durante la feria, y en pauta en la página de Internet de Expoagro. Así, la suma asciende a 850.000 pesos.
La foto de Scioli con los vandoristas de la soja iba a ser la tapa de Clarín y el comienzo de una gran operación de prensa, que no pudo ser por que murió el gran líder latinoamericano Hugo Chávez, y las audiencias verdaderas no son tontas.
Cuando el Partido Clarín comenzó su escala de violencia verbal para defender sus millonarios negocios en Expoagro, durante el conflicto de la 125, extorsionaban a un Scioli que permaneció leal con los negocios.
El 4 de junio de 2008 Clarín cuestionaba los (frecuentes, pero recién se enteraban) viajes de la esposa de Scioli, Karina Rabolini, en el avión de la gobernación bonaerense, a Venado Tuerto, en la zona rica de la provincia de Santa Fe, de donde proviene.
Clarín dejó de recordar que usa los bienes públicos de la provincia de Buenos Aires para llegar a la bota santafesina -una de las zonas más ricas del país- y charlar un rato con sus amigas en la avenida Julio Argentino Roca. Y es que Scioli pagó.
La compulsión por difundir lo gourmet en los medios amables explica también cierta desaprensión por el gobierno, que se complementa perfectamente con el hiperactivismo presidencial, cuya defensa del mercado interno, la movilidad social ascendente y los constantes aumentos salariales explican la buena imagen de quienes hacen la plancha.
Claro que para Clarín estos aumentos, como el reciente a Gendarmería, son porque “Cristina quiere evitar protestas”. Quizá por eso Macri aumenta los subtes, para que no protesten los usuarios. O Scioli no le aumenta a los maestros, para que protesten. Quién sabe.
La lógica del Partido Clarín es retorcida. Pero a quienes se dedican a los largos almuerzos, las buenas bebidas, las buenas comidas, estas cosas los tienen sin cuidado.
Fuente: http://www.cronica.com.ar