Lexi Zelley quería ser una novia delgada como las modelos que aparecen en las revistas. Su deseo se convirtió en obsesión y comenzó una dieta que incluyó saltarse las comidas y severas sesiones en el gimnasio.
Llegó al altar tan flaca que asustó a los invitados y desde esa fecha empeoró hasta llegar a consumir solo 500 calorías diarias provocándole daños a su corazón y sus riñones.
Zelley de 29 años era una chica con curvas y cuando su novio le pidió casarse con él pensó que tenía un compromiso consigo misma: ser delgada.
No quería arruinar su boda como una novia fea y gorda, así que comenzó una dieta rigurosa que disolvió sus curvas, obligando a la modista a remodelar su vestido y reducirlo cuatro tallas.
La nueva Lexi Zelley, reconoce que su cuerpo era huesudo y tenía los pechos hundidos, por eso cuando atravesó el pasillo con su vestido palabra de honor, los invitados se quedaron boquiabiertos, según publicó ’ The Mirror’.
«No parecía hermosa, sino frágil. Los amigos que no veían desde hacía años se sorprendieron cuando vieron mi cuerpo flaco, acentuada por mi vestido».
«Estaba claro para todos, que yo sufría un trastorno de alimentación», contó la propia Zelley.
Estaba claro para los demás, pero no para ella que tardó todavía meses en asumir su enfermedad. A esta dieta le siguieron otras y la peor fue la que hizo un año después para ser la dama de honor de su mejor amiga, Bethany.
«Me sentía obesa», reconoció Lexi y la idea de ir detrás de Bethany, que es tan delgada, la llenaba de horror.
Se alió con otra amiga que también deseaba bajar de peso y juntas se «prepararon» para hacerlo. Planificaron sesiones conjuntas en el gimnasio que Lexi convirtió en una competición cuando se obsesionó con que su amiga perdía kilos más rápido que ella.
Se conviritió en una idea fija que la aisló en el gimnasio y sacrificó las comidas hasta volverse inmune a los reclamos del hambre.
Lexi revela que llegó a dosificarse las calorías llegando a ingerir solo 500 diarias, mientras se pesaba cada día para celebrar cuando tenía un kilo menos.
Cuando se miraba en el espejo solo veía bultos. «Ya ni siquiera quería beber agua – una semana me di cuenta de todo lo que había comido era una sandía».
El adelgazamiento la hizo enfermar y tuvo que ser atendida en un hospital porque su corazón estaba débil y sus riñones empezaron a fallar.
Seis meses después de su boda, a Lexi le diagnosticaron anorexia y ella de golpe comprendió muchas cosas.
«Yo estaba destrozando mi cuerpo y mi matrimonio», confirmó la joven. «Los médicos advirtieron que iba a morir».
Su marido la dejó seis meses después de la boda y ese fue el golpe de gracia. Lexi reaccionó y con ayuda de su madre y de su mejor amiga, Bethany, comenzó a asistir a una clínica para curar su trastorno alimentario.
En julio de 2010 Lexi fue dada de alta y desde entonces ha aumentado nueve kilogramos y mantiene un peso saludable.
«Yo todavía sufro de baja autoestima y de un trastorno dismórfico corporal, que significa que no me veo como los demás.»
Sus padres la animaron a unirse a una agencia de modelos y ya ha participado en varios desfiles.
«Todavía estoy trabajando en mi confianza y modelar me ha ayudado. «No es fácil, pero tengo muchas ganas de finalmente, aprender a amar mi cuerpo». /telecinco.es