El hombre éxito de Argentina es Marcelo Tinelli. A uno le podrá gustar o no el conductor, pero sin duda es la persona que une todo requisito (o casi todos) que una mujer puede querer a la hora de buscar una pareja: buen cuerpo, inteligente, con gran caudal monetario y encima, soltero.
Desde este costado, claro está que cualquier hombre aprovecharía esta situación para «elegir» a la mujer más hermosa para tener a su lado. Sin embargo, Tinelli es una excepción a la regla: las elige flacas, de bajo perfil, de una belleza un poco exótica, para no decir –a veces- feas…
Entonces, la pregunta que surge es ¿por qué? Obviamente, Marcelo debe «aprovechar» su poder para estar con muchas mujeres del medio, pulposas, llamativas, con varias cirugías plásticas en su haber, pero a la hora de volver a casa, el conductor vuelve a ser ese Marcelo joven, periodista deportivo, que intenta formar esa familia que no tuvo en su infancia, que quiere encontrar ese abrazo verdadero, y sólo espera que su mujer, sin maquillaje ni tremendo vestuario puesto encima, lo espere en la cocina con la comida hecha, listos para sentarse en la mesa a cenar en familia.
Lo que a uno le sobra, cansa. A Tinelli le sobran mujeres fáciles, por eso siempre busca la que para él es la figurita difícil y no deja engatusarse por las llamativas y voluptuosas mediáticas.
No sólo esto, sino que también quiere mostrar su real imagen y no la que los medios dan a entender: de fiestero, mujeriego o cualquier tipo de característica que lo relacione con la noche y el jolgorio.
Un hombre que tiene a quien quiere prefiere elegir a una mujer «común», mostrarse feliz con ella y generarle bronca a esas «lindas» que creen conseguir lo que se proponen. Lo que en criollo sería «bajarlas a la tierra».
Fuente: http://www.diarioveloz.com/