El estrés crónico bloquea un gen indispensable para sentirnos bien.
Estresarte realmente te hace más daño del que piensas o sientes, un nuevo estudio encontró que si te estresas de forma continua hasta que se haga un mal crónico puedes modificar tu cerebro de forma similar a si padecieras un trastorno del ánimo, pues se bloquea un gen llamado neuritin que te protege de estos desórdenes mentales.
La falta de actividad de este gen te hace sentir miserable porque aumenta el riesgo de que te deprimas y bloquea tu plasticidad cerebral, es decir, la propiedad de que reorganices y cambies tu mente como respuesta a nuevas experiencias.
Incluso exámenes en cadáveres y escaneos cerebrales han revelado que el hipocampo, el centro de memoria del cerebro, disminuye su tamaño y se atrofia en las personas con un historial de depresión.
Cómo lo sabemos
El estudio encabezado por el neurobiólogo Ronald Duman de la Universidad de Yale se centró en inducir la depresión en un grupo de ratas hasta que se volviera crónica. Les redujeron el alimento y el juego, las alejaron y cambiaron su reloj biológico por tres semanas. Cuando las colocaron frente a estímulos como beber algo azucarado o nadar, prefirieron quedarse quietas, confirmado estaban en una profunda depresión.
Cuando los investigadores analizaron la actividad de su gen neuritin estaba bloqueado, por lo que en lugar de darles antidepresivos, les inyectaron el gen a través de un virus modificado que activaba al neuritin con lo que las ratas desarrollaron una protección al bloqueo de ese gen y se reestructuró su cerebro aún cuando volvieron a exponerse al estrés crónico.
El neuritin produjo la misma respuesta que un antidepresivo. Me sorpendí de encontrar que la molécula por si misma era suficiente para bloquear los efectos negativos del estrés y la depresión”, declaró Duman a Science News.
Los resultados del estudio que se publican en la revista PNAS no sólo dan más pistas de los efectos negativos del estrés, sino que abren una nueva alternativa a las terapias desde una visión genética y neurocientífica.
Fuente: http://quo.mx