La expectativa de vida va en aumento, pero parece no ir de la mano con una toma de conciencia de la prevención de enfermedades. Infobae participó de una conferencia latinoamericana en la que alertaron sobre los riesgos de que los mayores de 50 años no se inmunicen contra el neumococo
Que la esperanza de vida se incrementa siempre es una buena noticia. Pero lo que no suele tenerse en cuenta es de qué manera envejecen nuestros adultos mayores. Y si elaumento del promedio de vida no va acompañado con una mejora en la calidad de vida, bien podría decirse que poco valor tiene vivir más si se vive mal.
Estudios internacionales aseguran que la población de más de 50 años se quintuplicará en los próximos años. Y que para 2050 las personas mayores de 60 años superarán a los menores de 5 años.
En ese dato hicieron foco algunos de los especialistas que participaron de laConferencia Latinoamericana de Enfermedad Neumocócica, con el fin de concientizar sobre la importancia de la vacunación en los adultos mayores.
Durante el encuentro, que se desarrolló en Panamá y al que asistió Infobae, los especialistas hicieron hincapié en que las cifras de vacunación en los mayores son subóptimas.
Es que, a diferencia de lo que ocurre con los niños, que en nuestro país cuentan con unCalendario Nacional de Vacunación gratuito y obligatorio y un «médico de cabecera» (el pediatra) que orienta a los padres y suele ocupar el rol de «médico de familia», el mayor consulta una media de 4,5 especialistas (urólogo, cardiólogo, diabetólogo, etc.) «y eso genera el desvío de la responsabilidad de la vacunación».
Así es que, si bien en la Argentina la vacuna antineumocócica conjugada está incluida, para los niños, en el Calendario Nacional de Vacunación y se aplica sin costo a los menores de dos años, lo que se desconoce –o no se tiene en cuenta– es que desde hace poco más de un año se aprobó en el país la vacuna en adultos.
Es así que el neumococo se convirtió en la bacteria que ostenta un récord tristemente célebre: es la principal causa de muerte por enfermedades prevenibles por una vacuna en el mundo.
De ahí que entre la población mayor la vacunación sea fundamental, ya que muchos pacientes sufren de enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes, que pueden ser agravadas por alguna otra enfermedad infecciosa.
De la «batería» de enfermedades de las que el neumococo es responsable (meningitis, otitis media, sinusitis, sepsis bacteriana, neumonía) la neumonía es la que más impacto en la salud de los mayores de 50 años causa, de ahí la importancia de que ese grupo se encuentre inmunizado.
El doctor Daniel Curcio es coordinador del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Municipal Chivilcoy y fue uno de los oradores que durante la conferencia más empeño le pusieron a la prevención en los adultos mayores.
En diálogo con Infobae destacó que «dentro de los factores de riesgo para enfermedad neumocócica, la edad en el paciente adulto es fundamental«.
«Cuando uno mira la curva de enfermedad neumocócica puede verse que afecta fundamentalmente a los extremos de la vida. En los menores de dos años hay mucha incidencia, luego baja abruptamente y comienza a ascender a partir de los 50 años y ya después de los 65 asciende de manera muy marcada», sintetizó Curcio.
Tras asegurar que «la edad es el primer factor de riesgo», detalló que en los mayores de 50 años (sobre todo mayores de 65) la incidencia es muy importante y los niveles de morbimortalidad son mucho más importantes. «La forma clínica de enfermedad neumocócica en este grupo de pacientes adultos es la neumonía adquirida; es la presentación clínica más frecuente».
Luego, existen otros factores que, si bien suelen aparecer en los adultos, se ven en todas las edades y siempre constituyen factor de riesgo para enfermedad neumocócica: ser diabético, fumar, tener EPOC, padecer una enfermedad cardiovascular crónica, ser un paciente inmunocomprometido, entre otros.
Pero además, «un paciente puede tener como factores de riesgo la edad y conjuntamente ser diabético, haber tenido un infarto, ser portador de HIV», consideró Curcio, para quien «con la edad se conjugan varios de los factores de riesgo, lo que hace que la posibilidad de que estos pacientes tengan una enfermedad neumocócica sea mucho mayor».
De ahí que a la hora de establecer los grupos vulnerables a la enfermedad neumocócica esté muy claro en el ámbito pediátrico, pero no así en los mayores de 50 años. Para Curcio, «estos son los pacientes que deben vacunarse porque tienen la mayor posibilidad de adquirir la enfermedad».
Por qué a los 50 años
Hasta el presente, se utilizaron vacunas de polisacáridos para la prevención de la enfermedad neumocócica en adultos, con resultados desiguales. Sin embargo, son muy pocas las personas mayores de 50 años que se vacunan, aun sabiendo lo grave que puede ser esta enfermedad. Una encuesta nacional realizada por IPSOS sobre 1.200 personas de 18 a 70 años en septiembre de 2011 mostró que, si bien la mitad de los entrevistados conocía la existencia de vacunas para prevenir la neumonía, apenas uno de cada 10 de ellos se había vacunado.
Estudios de seguridad e inmunogenicidad realizados en unos 6 mil pacientes adultos de 50 años o más, en fase 3, mostraron que la vacuna neumocócica 13-valente conjugada induce la respuesta funcional de los anticuerpos frente a los 13 serotipos contenidos en la vacuna, incluso en individuos que ya habían sido inmunizados con la vacuna polisacárida neumocócica convencional (VPNC) y en pacientes que no habían sido inmunizados previamente.
«Con la edad, y por el envejecimiento del sistema inmunológico, el paciente adulto se vuelve más susceptible al contagio de enfermedades infecciosas como la neumonía por neumococo», explicó Curcio, quien destacó que «desde el punto de vista práctico, cuando se observa la curva de enfermedad neumocócica se ve que a esa edad es cuando comienza a aumentar la incidencia«.
Pero además, insistió el especialista, «se determinó que la respuesta del sistema inmune del individuo vacunado es mucho mejor en los pacientes de 50 años que en los de 65. Por eso la indicación en adultos es a los 50 años».
Barreras para la vacunación = oportunidades perdidas
Existen varios mitos alrededor de las vacunas y los especialistas aseguran que esas creencias se constituyen como «barreras» para que el adulto acceda a la vacuna y, por ende, a oportunidades de inmunización perdidas.
Según Curcio, «las barreras que el adulto esgrime para evitar la vacunación son diferentes de lo que ocurre en niños». Y especificó que «el mayor porcentaje aduce que no necesita vacunarse porque está sano».
«Luego, aquel que en un punto acepta la posibilidad de vacunarse, emite una serie de reparos, como que si se vacuna va a adquirir la enfermedad contra la cual se está vacunando o que prefiere evitar los efectos adversos (en referencia a las líneas de fiebre que pueden levantarse tras el pinchazo)», enumeró, para luego agregar: «Y una cosa muy importante es que muchos desconocen la evidencia científica que hay detrás de una vacuna y creen que se trata de un hecho experimental y que ellos mismos van a ser conejillos de Indias«.
Para Curcio, «de la relación médico-paciente depende el éxito de la concientización de la vacunación» y «la mayoría de estas barreras de los pacientes pueden ser derribadas por el conocimiento del médico, por la recomendación del especialista».
Es que «ante cada uno de estos reparos existe la posibilidad de que el médico clarifique estos puntos y explique el costo-beneficio de la aplicación de la vacuna«, remarcó.
En ese sentido, el especialista consideró que «el médico tiene un rol fundamental» y que, aunque la opinión del paciente es un factor importante, «la falta de recomendación del médico fue la barrera más vista en una encuesta».
Del mismo relevamiento se desprendió que «si bien es importante que el paciente reciba información de sus pares, de los medios de comunicación, de campañas oficiales,siempre es el médico el que termina vehiculizando la recomendación y tratando de disipar estas dudas que en mayor o menor medida hacen que el paciente no se vacune».
Consultado sobre si el hecho de que la vacuna 13-valente no sea gratuita para adultos en el país implicaba otra «barrera» para la vacunación, Curcio aseguró que «cada uno de los reparos que pone el paciente son universales».
Y finalizó: «Hay varios trabajos de diferentes autores que determinaron que la prevalencia de vacunación en adultos va entre el 0% y el 29% y esos niveles subóptimos son para una vacuna que está en el calendario nacional para los adultos en riesgo (la polisacárida), lo que indica todo el peso real que tiene cada una de las barreras y todo el trabajo que hay que hacer de acá en adelante».
Fuente: http://www.infobae.com