Dos universitarios estadounidenses atrapados en una montaña de Nueva Zelanda por una tormenta de nieve caminaron de vuelta a la civilización después de sobrevivir a una dura prueba de nueve días al racionar sus escasos suministros de frutos secos y calentarse en aguas termales.
Alec Brown y Erica Klintworth, ambos de 21 años, regresaron a la ciudad de Christchurch el lunes, después de encontrar a los miembros de un equipo de búsqueda, hambrientos pero por lo demás en buen estado, dijo la policía.
Los dos estudiantes, en un programa de estudios en el extranjero en Nueva Zelanda de la Universidad de Wisconsin Stevens Point, habían planeado ir de excursión y acampar por unos días cerca de unas termales en South Island. Pero las fuertes lluvias y una tormenta de nieve durante el invierno del hemisferio sur impidieron que la pareja pudiera cruzar un río y regresar.
«Por desgracia, llovió y llovió, día tras día, y nevó», escribió Alec Brown el lunes en un correo electrónico a The Associated Press.
El estudiante de ciencias ambientales dijo que en las noches era difícil dormir debido a que la lluvia y el granizo golpeaban la lona de su hamaca para dormir y el rugido del río les recordaba todo el tiempo su predicamento.
Cuando se dieron cuenta de que iban a quedar atrapados comenzaron a racionar: «una galleta y mermelada en un día», escribió Brown «y incluso menos en otros».
El calvario comenzó el 1 de junio, cuando una amiga los dejó en un parque nacional en la Coste Oeste de South Island para que caminaran y acamparan por un par de días.
La pareja no comió mucho: algunas zanahorias, arroz, mantequilla de maní y frutos secos, de acuerdo al sargento de la policía Sean Judd, que coordinó los intentos de rescate. Dijo que después de tres días, comenzó una lluvia constante.
«Luego, el miércoles, la tormenta de nieve golpeó y se puso cada vez peor», dijo Judd.
Brown dijo que sumergirse en las piscinas de agua caliente les «ayudó a mantener el calor y ralentizar la pérdida de energía».
No fue hasta el domingo, dijo Brown, que el río finalmente parecía lo suficientemente seguro para cruzar de nuevo.