El empresario Justin Divaris, uno de los mejores amigos de Oscar Pistorius, dijo al periódico Sunday People que el atleta olímpico lo llamó para confesarle el crimen de su novia minutos después de ocurrido.
«Mi chica…maté a mi chica…que Dios me lleve», le habría contado el sudafricano en una comunicación telefónica realizada a las cuatro de la mañana del pasado 14 de febrero.
Según señaló Divaris, Pistorius lo llamó antes de dar aviso a los servicios de emergencia y ante la incredulidad del hecho se puso en contacto con un vecino del corredor quien confirmó que la modelo estaba herida al pie de la escalera.
«Fue muy traumático. En el momento en que llegamos allí –con su esposa- ya era una escena del crimen y la policía no me permitió la entrada en la casa», agregó el empresario.
Además, Divaris explicó que luego del crimen intentó hablar con su amigo pero éste estaba en shock y repetía siempre las mismas palabras. «Reeva mencionó que en el último tiempo Oscar estaba muy posesivo e inseguro«, dijo.
Varias horas antes del tiroteo, los vecinos de Pistorius se quejaron por los ruidos molestos procedentes de la casa.
De acuerdo a los primeros resultados de la investigación, Reeva, de 29 años, estaba sentada en el inodoro cuando recibió cuatro impactos de bala – en el brazo, la cabeza, la cadera y los dedos – disparadas a través de la puerta del baño.
Asimismo, se cree que aún estaba viva cuando Pistorius la llevó escaleras abajo e intentó reanimarla, incluso la sostenía en sus brazos realizándole respiración boca a boca cuando llegaron los paramédicos.
En las paredes se encontraron manchas de sangre y la policía se llevó la puerta del baño como prueba de lo ocurrido.
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