Aunque no murió un martes, como ella esperaba, Chavela Vargas vivió como quiso.
Maria Cortina, biógrafa y amiga de la cantante, confirmó este domingo en Cuernavaca, Morelos, que la artista murió a las 13:00 horas, al parecer de un paro respiratorio.
Cortina dijo que Vargas siempre estuvo alegre y preparada para trascender.
Un tuit en la cuenta oficial de la cantante anunció su fallecimiento: ”Silencio, silencio: A partir de hoy las amarguras volverán a ser amargas… Se ha ido la gran dama Chavela Vargas”.
Este martes, la cantante recibirá un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, confirmó en Twitter la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar.
Vargas fue parte de una generación legendaria de artistas e intelectuales de mediados del siglo XX y, tras una época de retiro, su éxito renació en la década de 1990, cuando el director español Pedro Almodóvar la incluyó en la banda sonora de algunas películas.
“Quiero morirme un martes, pera no fregarle el fin de semana a nadie. Nada pasa en martes, son muy aburridos”, dijo en una entrevista con el periódico La Jornada, en junio del 2007.
Nació en San Joaquín de las Flores, Costa Rica, en 1919, y pasó su infancia en la hacienda familiar. A los 17 se fue a vivir a México, que “menos dinero, me dio todo”, dijo en una entrevista con El País en 2009. Años después adoptó la nacionalidad mexicana.
Antes de alcanzar la fama vendió ropa y fue empleada doméstica, entre otros trabajos. Luego, su voz recorrió varios lugares nocturnos de la Ciudad de México.
En la década de 1950, según su biografía en su página web, Chavela trabajó una temporada en el Champagne Room de La Perla, en Acapulco, un lugar al que acudían varias celebridades de Hollywood de la época. Ahí cantó para personajes como Elizabeth Taylor, Rod Hudson, Grace Kelly o Ava Gardner.
En cuanto tuvo el dinero suficiente, se compró un convertible negro. “Y me paseaba por el Paseo de la Reforma en mi MG negro, con mi cigarro, y me gritaban cosas espantosas: ¡puta, hija de la chingada, maricona! Me moría de la risa. Los saludaba con un gran gesto ¡salud!”, contó a La Jornada.
En 1961 lanzó su primer disco, Noche de bohemia. Después vendrían más de 30 álbumes.
Por su actitud en el escenario, donde acostumbraba beber y fumar, su homosexualidad y esa “voz áspera de la ternura” —como le decía Almodóvar— a su alrededor se construyó una “leyenda negra”.
«Como cantante es una artista que desafió a su tiempo y arremetió contra todos los prejuicios, (la primera mujer que apareció en el escenario vestida con pantalones y tapada por un poncho, ¡en un país tan machista como México no te puedes imaginar lo que significa eso!)”, dijo alguna vez Almodóvar al diario español El Mundo.
A lo largo de su carrera destaca su interpretación de canciones como La llorona, Paloma negra, Piensa en mí y Macorina, con su estilo prácticamente a capella y su tradicional poncho.
También apareció en películas como Frida, de Julie Taymor, en la que interpretó La llorona y Paloma negra; Babel, de Alejandro González Iñárritu, en la que cantó Tú me acostumbraste, y Grito de piedra, de Werner Herzog.
Chavela les dedicaba algunos de sus boleros y sus rancheras a mujeres.
“La gente cree que los homosexuales sufrimos mucho. No es cierto. Somos iguales que los demás. Es verdad que no somos muy bien vistos, la gente lo ve mal siempre y dan ganas de hacer de verdad esa canción mía que dice ‘vámonos donde nadie nos juzgue…’”, dijo en una entrevista con el diario El País en 2000. “Yo no estudié para lesbiana. Ni me enseñaron a ser así. Yo nací así”.
Fue amiga de personalidades como Jorge Negrete, Pedro Infante, Diego Rivera y Frida Kahlo, Agustín Lara. Con el compositor José Alfredo Jiménez compartía borracheras y serenatas a mujeres, y si al final de la noche se descomponía el auto, ella lo empujaba.
Chavela, una revelación
Diez años después de su primer álbum, Chavela se retiró y enfrentó un proceso de desintoxicación de alcohol que describió con orgullo por el resto de su vida, porque lo había logrado sola.
«Fueron 20 años bebiendo, lo hacía a sabiendas, consciente de lo malo que era», dijo en una entrevista concedida en abril pasado a El Mundo. “(Un día) ya no bebí más”.
Fue justo en esa época, a finales de la década de 1970, cuando Almodóvar la escuchó por primera vez en París.
“Fue una revelación, como cuando escuché por primera vez a Billie Holiday (…) A partir de entonces la busqué, pero fue como si se la hubiera tragado la tierra».
Dos décadas después, el editor Manuel Arroyo la encontró en un restaurante de la Ciudad de México y la llevó a España.
Tras el reencuentro sin haberse conocido antes, Almodóvar se comprometió a presentarla en España para atraer más público. “Como dice una de sus canciones, nos habíamos adivinado mutuamente, era como si nos conociéramos de toda la vida”, dijo el director a El Mundo.
Una imagen en blanco y negro de Vargas y Almódovar besándose aún adorna el ‘muro’ de Facebook de la cantante.
Sus últimos años
Con sus nueve décadas, Chavela era una ávida usuaria de las redes sociales. En su perfil de Twitter se burlaba de ella misma: “Me tomé cuarenta y cinco mil litros de tequila y aún puedo donar mi hígado”, mientras que su muro de Facebook era un álbum de sus paseos recientes y viejas amistades.
“Pues en el 2007 a mí me dieron un Grammy y no me dio la gana ir por él. ¿Por qué se fijaron en mí después de tanto tiempo? La figurilla creo que por ahí la tengo”, escribió en su ‘muro’.
Durante los últimos años de su vida, quienes la reconocían en la calle la detenían para darle bendiciones, contó a TVUNAM en enero de 2010.
«Yo ya me voy porque los años pasan, pero viene en lugar mío una señora llamada Lila Downs», dijo durante un homenaje que se le rindió en el Teatro de la Ciudad, en la Ciudad de México, en el 2006.
Seis años después, seguía activa.
Uno de sus últimos proyectos fue para Federico García Lorca, uno de sus amigos más cercanos.
«Federico está en todo lo hermoso del mundo, en cada cosa hermosa que ocurre, una flor que nace, ahí está Federico. Nosotros tenemos esa cosa fea de decir ‘murió’, pero no, no, anda por ahí y en todo lo podemos ver, anoche yo tuve el privilegio de verlo», dijo Chavela cuando cantó en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Este año, para adelantar el lanzamiento del libro-disco La luna grande, homenaje a García Lorca, escribió en Facebook:
“Soy Chavela Vargas, tengo 93 años y estoy grabando un disco (que saldrá muy pronto) para dar una bofetada a los jóvenes que a sus veintitantos se sienten cansados”.
Durante su gira en España, a mediados de julio, la cantante mexicana tuvo que ser hospitalizada por cansancio. A su regreso a México, el 30 de julio volvió a Cuernavaca, Morelos, donde pasó sus últimos días en un sanatorio, donde finalmente falleció.
En un último tuit desde su cuenta oficial se lee: «Aquí termina mi historia que comenzó de la nada, dame la mano Llorona, que vengo muy lastimada».
Fuente: mexico.cnn.com