Esta insólita historia comenzó el año 2008, cuando la mujer Mandi McKee era un hombre y se llamaba William McKee.
Bueno, William vivía en Tampa, Florida, era ingeniero en informática, poseía una empresa de servicios de software y, lo más importante, tenía pelo.
Ese año, empezó a perder el cabello, por lo que entró en pánico y comenzó a consumir diversos medicamentos para no quedar calvo. En esa época, era un hombre casado, “energético, esbelto y atlético”, según él mismo cuenta en su blog.
El tema es que pasó los siguientes nueve meses tomando una versión genérica del medicamento Propecia, llamada finesteride, durante los cuales desarrolló una serie de efectos colaterales, entre los que se incluye una baja en su capacidad de alerta mental.
Pero los efectos más fuertes se notaron en su cuerpo, cuando su pecho, que era “duro como una roca” comenzó a desarrollar mamas, sus hombros se “cayeron” hacia una posición más femenina y sus caderas crecieron.
El sujeto desarrolló un involuntario cambio de género, que le produjo una depresión y la pérdida de un montón de clientes de sus servicios de software.
Con todo, y cuando ya era Mandi, comenzó a sentirse atraída por el sexo masculino, por lo que abandonó a su esposa de hace10 años.
“El antiguo yo fue aniquilado por la compañía farmacéutica Merck”, escribe la afectada en su blog. Según informa la revista Journal of Sexual Medicine, ella no está sola, ya que se han comprobado efectos secundarios similares en varios usuarios de Propecia.
Fuente: http://www.publimetro.cl/