De los flujos del exterior que la región capta en concepto de inversiones (bonos, capital accionario y préstamos financieros), sólo una ínfima porción tiene como destino la Argentina. Durante 2011, nuestro país recibió el 5,4% de los fondos que atrajo la región. Esta realidad actualiza el debate sobre los efectos no deseados del «cepo cambiario»
Según un informe de AMF, luego de la profundización de los controles en el mercado de divisas, en el segundo semestre de 2012 Argentina captó sólo el 0,2% de los flujos del exterior. Datos del FMI explican que en todo el 2012 la inversión externa privada fue de725.000 millones de dólares, de los cuales una cuarta parte llegó a América Latina.
«Si se considera que la Argentina explica el 8% del PIB generado por LATAM y Caribe, podría haberse esperado un comportamiento más tonificado aún que el observado en 2011, especialmente si se tiene en cuenta que en ese año había recibido el 5,4% de los fondos obtenidos por la región. En función de la señalada importancia de la actividad económica de la región, potencialmente habría recibido 15.500 millones de dólares anuales pero, en realidad recibió poco más de 2.630 millones de dólares», advierte el informe de la consultora AMF.
El trabajo agrega que esa «evolución no sólo aleja aún más la posición de la Argentina con respecto a la de los mayores ‘imanes’ de la región (Brasil y México), sino que, al mismo tiempo, se mantiene a una distancia importante de los valores de Chile, Colombia y Perú, donde la asistencia financiera del capital privado externo quintuplicó -al menos- los valores de la Argentina».
Mientras que al país ingresó un número muy reducido de este flujo de dinero, en contrapartida Brasil recibió 37,8%, Chile 11,9%, Colombia 6,2% y Perú 5,5%.
«En la década de los ’80, la tasa de interés del Tesoro de los EEUU a 10 años fue de 10,8% promedio anual. En la década de los ’90, esta tasa de interés se ubicó en 6,6% promedio anual. Y en la última década (2000 – 2010), la tasa de interés de los EEUU fue de 4,3% promedio anual y en el año 2012 se ubicó en el 1,7% anual», destaca el trabajo.
«Las consecuencias más obvias de las bajas tasas es que los inversores buscan rendimientos donde puedan encontrarlo a una tasa razonable. Dada la debilidad de las grandes economías y al crecimiento más fuerte en los mercados emergentes, el flujo de dinero en estos últimos es cada vez mayor», explicó al diario especializado, Roberto Perli, ex funcionario de la Fed y especialista en política monetaria de la consultora ISI.
Concretamente, «sin acceso a los mercados, en el sector público, las necesidades de financiamiento obligan a recurrir al banco central y la consecuencia inmediata es una mayor presión sobre el tipo de cambio», explicó Daniel Marx, director Ejecutivo de la consultora Quantum.
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