Exitosos y acaudalados, teniéndolo todo en la vida para ser felices, terminaron sus días tras las rejas luego de convertirse en homicidas, incluso, de su propia familia
James «Bob» Ward: En 2011 el magnate estadounidense -quien residía junto a su familia en el Condado de Orange, en Florida- fue declarado culpable del asesinato de su esposa, a pesar de que quiso simular que se trató de un suicidio.
Diane, la mujer del empresario, fue encontrada en medio de un charco de sangre en el dormitorio principal de su mansión con un disparo entre los ojos, pero la pistola fue hallada dentro de una mesa de luz. Cuando Ward llamó al servicio de emergencias, confesó que le había disparado cinco veces a Diane.
El asesinato se produjo días antes de que la mujer tuviera que declarar en una denuncia contra su marido, que era investigado por un sospechoso enriquecimiento mientras sus negocios iban en caída.
Michael Marin: Un exitoso agente de bolsa estadounidense, de 53 años y padre de cuatro hijos, no soportó estar siendo juzgado frente a un tribunal que lo investigaba por el supuesto incendio premeditado de su mansión y se quitó la vida en el estrado.
El jurado había abandonado la sala mientras el magistrado leía la sentencia condenatoria. De repente, el magnate se cubrió la cara para tomar una pastilla de cianuro, la que cinco minutos después terminó con su vida frente a la atónita mirada de sus abogados, que no daban crédito a lo que sucedía frente a sus ojos.
Según el sheriff del Estado de Arizona, la familia de Marin recibió más tarde un correo electrónico que el hombre había programado para que llegara un día después de su muerte y donde aclaraba cuál era su voluntad en el caso de que las «cosas no fueran bien».
Chistopher Foster: En 2008, el millonario inglés -quien amasó una fortuna con la venta de tecnología para el aislamiento de plataformas petrolíferas- asesinó a su esposa, Jill, de 49 años, y a su hija, Kirstie, de 15, prendió fuego su mansión del condado de Shropshire y se suicidó. Según los medios británicos, su empresa Ulva Ltd. había entrado en un proceso de liquidación y acumulaba millonarias deudas.
Fuentes cercanas declararon que, a través de una cámara de seguridad, Foster había sido visto caminando por su propiedad portando un rifle justo antes de quitarse la vida y provocar el gran incendio.
Los agentes encontraron el arma cerca de los cadáveres de la familia y del perro de la casa. Tres caballos y otros canes también resultaron baleados por el asesino y aparecieron en las cercanías de la mansión.
Hisham Talaat Mustafá: Era presidente de una de las más poderosas inmobiliarias de Egipto y dirigente del Partido Nacional Democrático (PND). Tras ser hallado culpable de ordenar y financiar el brutal asesinato de la cantante libanesa Suzanne Tamim, en julio de 2008, fue condenado a pena de muerte.
Mustafá, de 50 años, había pagado una millonaria suma al ex policía Muhsen el Sukkari, que apuñaló, degolló y desfiguró a la estrella pop y quien también fue condenado a muerte. El poderoso empresario y político había firmado un contrato de exclusividad con la artista y boicoteaba su carrera persiguiéndola con reclamos judiciales y prohibiéndole abandonar su país.
Hans Rausing: El dueño de la empresa Tetra Pak -con una fortuna valuada en 9.000 millones de dólares- se encuentra siendo investigado por el crimen de su esposa, Eva, de 48 años, a quien habría asesinado en julio con una sobredosis de droga. La pareja se habría conocido en un centro de rehabilitación en los Estados Unidos y, a pesar de los numerosos intentos que hicieron para superar su problema, nunca pudieron terminar con su adicción a los estupefacientes.
En 2008, Hans y Eva habían sido acusados de tener crack, heroína y cocaína en su mansión y, en abril pasado, ella fue arrestada luego de intentar introducir pequeñas cantidades de droga en la embajada de Estados Unidos en Londres.
Fuente: http://america.infobae.com