No bastaba con la complejidad ya conocida de nuestra sexualidad. Ahora resulta que trabaja simétricamente en ambos sexos, y lo que antes era privativo de hombres o de mujeres se convierte en propiedad de ambos: los hombres también tienen punto G, y nosotras somos capaces de eyacular, según un artículo publicado en la revista médica Intramed.
Esto lo afirma Beverly Whipple, la sexóloga estadounidense que desde hace dos décadas recorre el mundo difundiendo a la mayor cantidad de mujeres posible su descubrimiento: el punto G.
El punto G maculino es nada menos que la próstata (lo cual requeriría de estimulación anal), y en las mujeres es un área muy sensible localizada en la pared interior de la vagina (ahora las investigaciones demuestran que es, en realidad, el tejido de la glándula prostática femenina).
El tema de la eyaculación femenina ha creado polémica porque algunos sexólogos la aceptan y otros dicen que es un mito. Pero no para Whipple, que confirma su existencia amparándose en la demostración de diversos trabajos. «Lo que ocurre -explica- es que este líquido (entre 3 y 5 centímetros cúbicos) no siempre es visible; en otras palabras, puede mojar los genitales de la pareja luego del orgasmo, o confundirse con la orina la próxima vez que la mujer vaya al baño. Tanto en el semen de ellos como en la secreción de ellas se han encontrado sustancias similares, como glucosa, fosfatasa ácida prostática y antígeno prostático específico (sustancia considerada exclusivamente masculina). Por supuesto -bromea la científica-, en la femenina no se encuentran espermatozoides.»
Las controversias han sido innumerables, pero Whipple las considera reacciones lógicas. «Hubo muchas protestas sobre este trabajo: cuando se había logrado desterrar la concepción de que el orgasmo conseguido por la estimulación del clítoris era inmaduro, después de que Masters y Johnson hicieran su investigación, llegamos nosotros con una nueva noticia. Muchas voces, especialmente las feministas, dijeron ¿qué están haciendo?; ¿nos están regresando a la vagina de nuevo?; ¿nos están queriendo decir que el placer está centrado en la penetración? Y no es así, muchos de los estudios que hicimos tenían como sujeto a mujeres lesbianas porque creíamos que estarían más cómodas con lo que estábamos investigando, que era la eyaculación femenina y el punto G. Tuvimos razón. No se trata de volver a la penetración como única fuente de placer sino de abrir el arco de sensaciones múltiples que ofrece el cuerpo de la mujer. Es más, el punto G es localizable con más facilidad con los dedos, ya que el pene no siempre puede ejercer sobre la zona la presión necesaria para estimularlo.»
Así que ahora los amantes de nuevas sensaciones deberán estar más atentos cuando hacen el amor. No sea cosa que se pierdan los detalles.
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com