El cuerpo está diseñado para mantenerse descalzo, descubrí cómo aprovecharlo.
Las zapatillas hacen que, en cada pisada, sea el talón la parte del pie que se clava en el suelo en lugar del metatarso, y esto impacta en las articulaciones de manera negativa, además de frenar el avance.
En el entrenamiento, alternar carreras sin calzado sobre superficies como césped o arena una vez a la semana, contribuye a acostumbrar al pie a impactar menos con el tobillo y defenderlo de los golpes, pisar con la planta y reducir el daño causado sobre las articulaciones, además de mejorar la postura, inclinar el cuerpo hacia adelante y reducir la resistencia.
Pies libres, ¡mayor velocidad!
Fuente: http://www.mdzol.com/