Un especialista en comportamiento animal explicó el tipo de hechos donde manadas de animales parecieron suicidarse. El profesional aseguró que la verdadera razón son los daños que el hombre causa a la naturaleza
Muchas veces se habló del suicidio animal en masa, de las extrañas conductas que decenas de ballenas u ovejas tuvieron y que se las comparó con una especie de pacto para poner fin a la vida. ¿Son los animales capaces de hacer eso? ¿Pueden llegar a sentir una extrema tristeza que los empuje a hacerlo? ¿Pueden tomar decisiones? Infobae.com habló con un especialista en conductismo animal para intentar comprender este tema.
El médico veterinario Ricardo Bruno, especialista en comportamiento animal, consideró: «No creo que se suiciden. El suicidio como lo realiza el ser humano no existe en la naturaleza. El ´suicidio´ en masa que a veces se ve en documentales se debe más a un acto innato de supervivencia del grupo debido a una explosión demográfica mayor de la que podría soportar dicho grupo».
Se llegó a hablar de suicidios colectivos de animales –ballenas, delfines, ovejas, asnos, roedores–, pero el concepto real de suicidio, para quienes estudian el comportamiento animal, es lo más alejada de lo que puede ser el instinto de supervivencia de ellos y, según se considera, es sólo por conservar la especie.
«En realidad, a mi juicio, es la humanización de la situación que el ser humano debe hacer para sentirse bien. En el caso de las ballenas, tengo entendido que se debe a encallamiento supuestamente porque alguna modificación humana del ambiente las lleva a perder sus referencias de migración. El caso de las ovejas no lo conozco, pero imagino que debe ser similar a lo ocurrido cuando hay un excesivo crecimiento en la población de ratas de un determinado lugar y eso lleva a que las mismas en su afán por migrar a otros lugares y de haber un río que corte esa migración, los animales intentan cruzar el río y mueren muchas en el trayecto».
«Creo que es un instinto de conservación de la especie. Creo también que sólo el humano tiene niveles de egoísmo tales que pueden llevarlo al suicidio. No le interesa la sociedad sino sólo su bienestar y, en el mejor de los casos, el de su familia. Además el humano posee un pensamiento abstracto que le permite ver negativamente y sin salida alguna una determinada circunstancia por la que está pasando».
Ante todas estas consideraciones es impensado que un animal o un grupo de ellos decida poner fin a su vida cuando la mayoría de ellos están todo el tiempo amenazados por la mano del hombre.
Hubo casos en que animales que se escaparon de encierros -zoológicos o circos- murieron en su impetu de liberación y debido a la desesperación que los llevó a correr para no volver a ser atrapados.
Hace pocos días se conoció el caso de una jirafa que encontró la muerte luego de escapar del Circo Rinaldo Orfei, en Mola, Italia. Su corazón degastado no soportó el asedio de quienes la querían volver a encarcelar.
El especialista recalcó que «hoy por hoy no hay documentación científica que pruebe y compruebe que los animales poseen pensamiento abstracto y «conciencia», señaló, pero finalizó abriendo un paréntesis: «No se puede descartar que en un futuro algún investigador pueda demostrar lo contrario, pero al menos por el momento, eso no ha ocurrido», finalizó.
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