Una mirada masculina sobre errores que cometemos (casi sin darnos cuenta) cuando salimos con alguien; ¿qué opinás? ¿cuál cuestionás? ¿qué otro agregarías?
El celular
La primera vez que salís con alguien pueden suceder dos cosas: la primera es que si no conocés mucho al chico en cuestión, probablemente tus amigas te envíen mensajes preguntándote qué tal anda todo. Eso no sólo pone lo va a poner incómodo (porque, creeme, se va a dar cuenta), sino que también demuestra que le contaste a Dios y a María Santisíma que tenías una cita. Evitalo. Por otro lado, no hay nada más aburrido que salir con alguien y que cada cinco minutos esté respondiendo chats de Blackberry y mensajes de texto. Te hace sentir totalmente prescindible y te quita las ganas de hablar. Cuando estás ahí, el único motivo por el que podés respondés un mensaje es porque una amiga cayó presa.
Ex parejas
Al comienzo de una relación, muchas veces cometen el error de hablar de nuestras ex parejas. La verdad es que a nadie le interesa conocer los pormenores de las personas que amó en el pasado. Además, tu cita podrá usar todos los datos que digas de tus ex para realizar una minuciosa tarea de espionaje en cuanta red social exista. La construcción de estadísticas en estas cuestiones es inevitable, así que una vez que conozca tu pasado, todo lo vivido en el presente será una comparación entre pasado y futuro.
Historias familiares
Cuando estás conociendo con alguien, uno suele describir a nuestros familiares y contar momentos de nuestra infancia. Lo mejor es limitar esta parte de la conversación a historias felices y anécdotas graciosas. La historia de «Mi mamá se emborrachó y prendió fuego un hotel» mejor guardarla para mucho (pero mucho) más adelante. Nunca olvides que, ante los ojos del otro, los defectos de tus padres pueden ser tus defectos en 20 años. Al momento de explicar sus problemas, automáticamente estarás dilapidando el futuro de la relación que podría haber nacido de ese encuentro con tu cita. Con contar el nombre, edad y profesión de cada uno de tus parientes será suficiente.
La oposición
Si el señor en cuestión te propone citas ridículas como ir a una exposición de motos, a ver a una banda under o a la cancha para el partido de Arsenal de Sarandí, ponele un freno y decile: «Andá vos y después nos vemos». Si no lo hacés, la relación está totalmente terminada. Predisponerse a hacer cualquier cosa con tal de que el encuentro se concrete es demostrar desesperación. Si bien la inteligencia emocional es una contradicción, nunca está de más saber poner límites desde la primera cita.
La cuenta
Vivimos en una sociedad machista en la que se da por sentado que el hombre debe pagar al menos las primeras salidas. Realmente, los hombres ya lo sabemos y procuramos salir con el dinero suficiente. De todos modos, lejos de querer sonar miserable, el feminismo es una carrera que enseña todas las materias menos las de pagar la cuenta. Cuando llegue el mozo con la factura, estás obligada a amagar a que vas a pagar. La regla dice que tenés que insistir no menos de tres veces. Si no tenés pensado pagar o amagar a pagar, es mejor que salgas sin cartera y no te hagas la misteriosa.
Fuente: http://www.revistaohlala.com