McDonald´s y Burger King son el Boca-River de las hamburguesas, con fieles devotos y detractores por igual. En esta nota, sentamos en el banquillo a las dos cadenas más grandes de fast food: tres razones para amar y tres para odiar a cada una.
Lo mejor de McDonald’s
1. El Big Mac: un ícono de la cadena que vende más de 50.000 millones de unidades al año en todo el mundo. Tres rebanadas de pan con semillas de sésamo, dos hamburguesas de carne, lechuga, queso cheddar, pepinillos, cebollas rehidratadas y una salsa secreta a base de pepinos, que lo convierte en un sándwich único.
2. McCafé: tratándose de una cadena de sándwiches, la cafetería no está nada mal. Hay variedad de cafés, las tortas son buenas y el proveedor de facturas es General Mills (Delicity), lo que para un fast food es un plus. Además hay diarios para entretenerse y tiene WIFI, que casi siempre anda.
3. Auto Mac: si estás apurado y no tenés ganas de salir a comer afuera, es una alternativa que no falla. Rápido, sencillo y siempre hay uno cerca para salir al paso.
Lo peor de McDonald’s
1. La limpieza: las mesas suelen estar sucias y engrasadas con restos de mayonesa (en parte, responsabilidad de los cochinos comensales) y los baños apestan a desinfectante concentrado y pis.
2. El mobiliario: un gol en contra. Los asientos rígidos están empotrados al piso a una distancia de la mesa suficiente como para que comer la hamburguesa resulte una tarea de elongación física. La incomodidad y la marea de gente que pasa por entre las mesas hacen que la experiencia de comer sea literalmente rápida. No pretendas estar más de 15 minutos sentado.
3. El sundae de frutilla: una salsa gelatinosa de dudosa procedencia que baña generosamente la crema helada soft de vainilla. ¿Alguna vez viste que alguien lo pidiera?
Lo mejor de Burger King
1. El tamaño de las hamburguesas. Acá la foto no engaña. La más grande, la Stacker cuádruple, viene con cuatro medallones de carne vacuna, queso, panceta, salsa Stacker y es tan grande como parece. La cocción de la carne es a la parrilla, lo que la hace más sabrosa.
2. Podés customizar la hamburguesa: la posibilidad de agregar lo que quieras a tu sándwich es una opción que no abunda en los fast food de atención estandarizada. Obviamente, el pedido es más caro, pero tenés el beneficio de armar la hamburguesa a tu gusto.
3. Los aros de cebolla: son un acompañamiento original, así que merecen ser destacados. Doraditos y crocantes, sirven para salir de la rutina de la papa frita.
Lo peor de Burger King
1. Los desayunos: las facturas, los muffins y los tostados no tientan en las fotos y, una vez en el paladar, confirman todas las sospechas. Son secos y no son la idea más brillante para empezar el día.
2. Las papas fritas: no se ven bien y no saben mejor. Son aceitosas y tienen gusto a margarina. Mejor pedir los aros de cebolla.
3. La limpieza: al igual que en el caso de la competencia, no es su fuerte. Las mesas libres están sucias y no es raro ver a los comensales usar sus propias servilletas para limpiarlas.
Por Sheila Schuster
Planeta Joy