Son el tejido más duro del cuerpo. Ellos están hechos para soportar fricción, temperatura y presiones extremas: «La mordida promedio de un humano es de 25 kilogramos por centímetro cuadrado». Es decir, prácticamente igual a la presión que ejerce unos alicates o pinzas de tamaño medio, de ahí que, erróneamente, muchos los utilicen como herramientas.
Han ido evolucionando con el paso del tiempo, permitiéndonos cortar, desgarrar, triturar y moler los alimentos sin ningún esfuerzo. Sin embargo, el hombre ha querido ir un poco más rápido que sus dientes, usándolos para lo que no están preparados; aquí van algunos ejemplos de lo que no debemos hacer con ellos.
Abrir las bolsas de plástico. ¿Quién no lo ha hecho? Deberíamos anudarlas con menos fuerza o cortar la bolsa con una navaja o tijeras.
Cortar uñas (comerse las uñas). El hombre ha evolucionado en el diseño de múltiples herramientas, entre éstas el cortaúñas.
Sostener clavos o agujas. Es un lugar común ver haciendo esto a muchos carpinteros. Mejor meterlos en un bote de plástico, en el bolsillo. Para las costureras: un cojín.
Pelar cables eléctricos antes de instalarlos. Hábito de los que inician reparaciones en casa.
Morder cinta adhesiva. Uso que frecuentemente les damos al envolver ese regalo de cumpleaños.
Destapar frascos, cascanueces, masticar hielo y caramelos macizos.
Masticar los granos de las palomitas de maíz o la típica piedra del frijol, que se aparece en una desagradable sorpresa al comer.
Correr pequeños riesgos. Golpes deportivos y cambios extremos de temperatura como el tomar agua fría después de comida muy caliente.
Es verdad que algunas personas recurren a estos malos hábitos sin sufrir ningún percance, pero no quiere decir que siempre estarán exentos. Los 25 kilogramos que ejercemos sobre nuestros dientes están perfectamente distribuidos entre las cúspides y fosas de nuestros dientes; una mala aplicación de fuerzas puede resultar en fisuras o su fractura.
Con el paso de los años, los dientes sufren desgaste y desmineralización que pueden ir debilitándolos, de ahí que muchas personas acuden al consultorio con fracturas, sorprendidas de la facilidad con la que se rompió. Desde su aparición a partir de los 6 años, los dientes permanentes deben perdurar toda la vida.
Ellos tienen la capacidad de recuperarse de algunas agresiones como alimentos ácidos, bebidas carbonatadas, alimentos en general, porque la saliva les repone minerales que les ayuda a fortalecerse. También puedes ayudarles utilizando pastas y enjuagues con fluoruro. Acércate a tu odontólogo, él puede darte consejos sobre cómo mantenerlos fuertes y sanos. Te invito a que le des el uso correcto a tus dientes.
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com