No, pero casi. Investigadores del Departamento de Zoología de la Universidad de Hawái y de la Academia Rusa de Ciencias han descubierto que las ballenas y delfines ajustan y reducen su sentido auditivo para protegerse del exceso ruido cuando anticipan un sonido fuerte.
Desde hace tiempo se sabe que los mamíferos marinos emplean sistemas de ecolocalización para desplazarse y cazar, utilizando el rebote de las ondas que emiten para localizar objetos. Para averiguar como ajustan su oído los cetáceos, los expertos realizaron un seguimiento de una falsa orca, también llamada orca negra (Pseudorca crassidens), a la que colocaron un sensor para medir su actividad eléctrica cerebral. Primero hicieron que escuchara un tono neutral y después una secuencia de pulsos de sonido de cinco segundos a 170 decibelios. Transcurrido cierto tiempo, el animal aprendió que el tono neutral de un beep precedía al sonido intenso, por lo que ajustaba su oído de forma tal que minimizaba el efecto del sonido fuerte.
Según uno de los autores principales del estudio, Paul Nachtigall, las ballenas pudieron haber desarrollado su sofisticado sentido de ecolocalización para protegerse de sus propios ruidos que pueden sobrepasar los 230 decibeles.
Los resultados de este trabajo pueden ayudar a proteger a estos animales en su medio ambiente, señala el experto. «La investigación nos hace más optimistas. Los delfines y ballenas pueden ajustar su sentido auditivo para protegerse si se les advierte adecuadamente. Lo que queremos definir ahora es cómo darles esa advertencia en forma efectiva», señaló Nachtigall.
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