Los crecientes índices de obesidad y diabetes en los EEUU han sido el motivo principal para iniciar otra investigación sobre los factores desencadenantes de estas dos ‘epidemias’ mundiales, y las evidencias sugieren que el responsable es un nuevo agente hasta ahora desconocido: los productos químicos.
El estudio, realizado por investigadores de la Comunitat Valenciana y liderado por el catedrático de Fisiología, Ángel Nadal, del Instituto de Bioingeniería y CIBERDEM de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, se ha publicado en Plos ONE.
Los resultados de la investigación relacionan la exposición al componente plásticos BPA con el desarrollo de la obesidad y la pre-diabetes.
La exposición a una cantidad minúscula de estas sustancias sintetizadas (que se utilizan en todo, desde pesticidas a botellas de agua), pueden alterar nuestras hormonas.
Esta interferencia puede activar las células grasas, haciéndolas ‘engordar’ aún más, o provocar un error de interpretación haciendo que el páncreas segregue un exceso de insulina, una hormona que regula el metabolismo de la grasa y los carbohidratos.
El bisphenol A, más conocido como BPA, está entre los compuestos analizados (se fabrican unas cinco millones de toneladas al año); se trata de un producto químico presente en los plásticos y en los revestimientos que también puede encontrarse en los envases de algunos alimentos.
Según la FDA y el Instituto Nacional de Toxicología, estudios recientes dan motivos de preocupación sobre los efectos potenciales del BPA en el cerebro, el comportamiento y la próstata de fetos, bebés y niños.
Por otro lado, diversos trabajados publicados en revistas científicas han asociado el bisfenol A con problemas para la salud, que abarcan desde un mayor riesgo de cáncer de mama hasta complicaciones cardiovasculares, pasando por trastornos endocrinos.
Por este motivo, un grupo de científicos internacionales de Reino Unido, EEUU e Italia piden que se prohíba el bisfenol A, una sustancia presente en muchos plásticos como en los biberones y en otros envases de alimentos.
El Catedrático de Fisiología Ángel Nadal, experto en el BPA de la Universidad Miguel Hernández (Elche), reconoce que es «difícil» establecer una relación causal, pero afirma que se han demostrado los efectos tóxicos del compuesto en ratones.
El problema está en que no se pueden realizar estudios en humanos, «excepto epidemiológicos», porque no sería ético. No obstante, según los trabajos realizados en animales, considera que: «si se consume en el embarazo, cuando el feto crezca, tendrá más riesgo de ser obeso y de sufrir dolencias cardiovasculares».
Nadal recomienda usar el principio de precaución y aunque preferiría que se prohibiera el BPA, «porque hay alternativas», apunta que no se debe calentar ni ponerlo en el lavavajillas.
También cree que cuando un envase de plástico pierde su transparencia, el riesgo de migración del BPA es mayor.
La mayoría de los estudios se han realizado en animales pero, en 2008, la prestigiosa revista JAMA comparó las tasas de diabetes y enfermedad cardiovascular en adultos según los niveles de BPA presentes en la orina. Los resultados demostraban que las personas con niveles más altos de este químico tenían un mayor riesgo de padecer las enfermedades evaluadas.
Según Nadal, el BPA es sólo uno más de un cóctel de 20 disruptores endocrinos comúnmente utilizados en artículos de uso diario, como los ftalatos, la nicotina, la dioxina, el arsénico y el tributilestaño.
Además, la obesidad y la diabetes no son los únicos riesgos que plantean los productos químicos. Los estudios también señalan vínculos con el cáncer, la infertilidad, las enfermedades del corazón y problemas cognitivos.
Fuente: http://ar.yahoo.com