Las ratas madre responden a la cocaína de manera muy diferente que las ratas que jamás han tenido cría, según una nueva investigación presentada hoy en la reunión de la Sociedad para la Neurociencia en Nueva Orleans, Louisiana.
Las conclusiones bien podrían a echar los cimientos para tratamientos de la adicción humana más adecuados a cada individuo, sobre la base de una comprensión científica de la manera en que el género, las hormonas y la experiencia de vida afectan el uso de la droga.
En una presentación oral, la investigadora de la Universidad de Michigan, Jennifer Cummings, resumió las conclusiones de experimentos con ratas realizados en el Instituto de Neurociencia Molecular y de la Conducta, que es parte de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan. Cummings trabajó con Jill Becker, del Departamento de Psicología.
Las investigadoras identificaron diferencias claras en la intensidad de la reacción a la droga de los «centros del placer» en las ratas madre comparadas con las ratas que no habían parido.
Los cerebros de las ratas madre liberaron menos cantidades de un químico llamado dopamina que ayuda a causar el «vuelo» de la cocaína.
Asimismo encontraron una interacción con el estrés: las ratas madre expuestas a períodos de creciente estrés no estaban dispuestas a trabajar por una dosis de cocaína tan duro como las ratas que jamás habían parido o como las madres que no habían estado expuestas al estrés.
De todos modos las madres estresadas mostraron una tendencia creciente a usar cocaína cuando era fácil conseguirla.
Tomadas en conjunto las conclusiones sugieren que la experiencia de ser madre altera la respuesta general de la hembra a la cocaína, lo cual añade complejidad a la cuestión de cuál es el mejor tratamiento para la adicción.
«Si bien no hemos identificado todavía un mecanismo que explique estas diferencias sí sugieren que el sistema de recompensa y los circuitos cerebrales afectados por la cocaína son modificados por la experiencia maternal», dijo Cummings.
«El paso siguiente es determinar la forma en que factores tales como los cambios hormonales en el embarazo y la maternidad temprana, y cómo la experiencia del cuidar de crías, pueden contribuir de manera diferente a esta respuesta».
Los científicos reconocen que las ratas y los humanos son muy diferentes pero la investigación con los roedores permite que los investigadores como Cummings y Becker estudien la química cerebral y el comportamiento relacionado con la droga en detalle, y allana la senda para traducir esas conclusiones a tratamientos humanos.
Dado que el uso y abuso de drogas entre las mujeres sigue aumentando, la comprensión y los tratamientos, específicos para el género, se hacen cada vez más importantes, señaló Cummings.
En general los investigadores ya saben que la maternidad puede dar a los animales una memoria y una capacidad para navegar mejores que las de los animales que no son madre, y que estos efectos perduran más allá del tiempo en que la madre cuida de las crías.
La nueva investigación usó un sistema que da a las ratas el acceso a la cocaína si empujan en un mecanismo con sus narices un número mínimo de veces.
Al principio cuando el número de empujones necesario para obtener una dosis era bajo, las ratas madre tomaron más droga que las que no eran madres después de la exposición a una situación estresante breve. Pero, a medida que las investigadoras aumentaron el número de empujones necesarios hasta llegar casi a setenta, las madres estresadas fueron más propensas a dejar de procurar las dosis.
Las investigadoras también usaron una técnica llamada microdiálisis para medir el nivel de dopamina en los cerebros de las ratas, especialmente en un área llamada nucleus accumbens que se considera el «centro del placer» en el cerebro.
La investigación se enfocó en las ratas hembra que habían parido y criado una camada comparadas con las que eran vírgenes. Los experimentos futuros, dijo Cummings, observarán el impacto de las que habían parido pero no habían criado su progenie, y las que habían criado progenie de otras ratas pero no habían parido.
Fuente: http://www.publimetro.cl/