Por Ricardo Kirschbaum Clarín Es llamativa la persistencia del kirchnerismo en aplicar la misma táctica. Acusar a los otros de hacer lo que, en verdad, está haciendo el oficialismo. No es la primera vez y seguramente no será la última pero sí hay algo seguro: tienen que apurarse porque el juego se les acaba en doce meses. Es que por razones que sólo puede explicar la psicología, el Gobierno ha decidido poner en el otro las acciones que está desarrollando por propia iniciativa. Es una maniobra distractiva, elemental. El ajuste, por ejemplo, que se viene aplicando con ahínco desde la devaluación de enero, o el posible acuerdo con los fondos buitre del que se hablará mucho cuando caiga la cláusula pari passu en el primer minuto de 2015. De ambas cosas es acusada la oposición (y sus aliados externos) cuando en verdad es esta administración la que provocó la actual recesión con inflación y son los propios funcionarios los que buscan cerrar el capítulo de los buitres. La suba de la tasa de interés para secar la plaza ha sido una de las batallas entre Kicillof y Fábrega, el decapitado jefe del Banco Central. El ministro se oponía porque afectaba al consumo, y su antagonista la alentaba diciendo que era una medida imprescindible para controlar el dólar. Ya se sabe quién ganó la pelea pero lo importante es que la primera decisión de Kicillof tras la caída de Fábrega fue subir la tasa. Lo que era malo antes ahora es bueno. Esto explica que a Kicillof lo que le importa es tener el control personal de todas las variables. Ese poder lo equipara con el que exhibió Domingo Cavallo con Menem y con De la Rúa. Esta comparación no es ideológica sino práctica. De aquí en más, el ministro será responsable de todo y no tendrá a quién echarle la culpa dentro del Gobierno. Afuera sí. Ya lo dijo la Presidenta sin pudores: hay una conspiración mundial en la que intervienen Estados Unidos, Alemania, el ISIS, la CIA (la amenazan alternativamente), entre otros, para “tumbar” a esta administración, con la colaboración de los bancos locales, las empresas “concentradas”, las automotrices que “encanutan” los autos, el campo que esconde la soja y los medios que publican noticias y no propaganda. La elección de los que vienen sigue ese razonamiento: la tarea de controlar al dólar es policial y no reflejo de la desconfianza en la política económica. Y la razón de que la sociedad desconfíe es que los medios minan la credibilidad. Es decir, los que no se doblegaron ni se subordinaron. Y a los que tienen que recurrir para darle credibilidad a sus pronósticos paranoicos. El próximo paso será la llegada a la primera fila de aquellos que, según Cristina, custodiarán el final del ciclo para prepararse para el incierto retorno cuatro años más tarde. Estará rodeada por su “guardia imperial” que, para mostrarse aún más incondicional, marchó hacia Luján para congraciarse con su anterior enemigo, el acusado de las conspiraciones más diabólicas contra el kirchnerismo. El papa Francisco. Fuente: http://www.clarin.com/opinion/Kicillof-riendas-acaba-excusa-culpar_0_1224477574.html
Te puede interesar >>>
iPhone 8 plus reacondicionado
Acciones sencillas para cuidar el medioambiente: la importancia de los teléfonos reacondicionados Cada vez estamos …