Es común escuchar o leer que los deportistas recurren a ingerir esteroides o anábolicos para alcanzar la meta. Sin embargo, un reciente estudio, informó que los atletas en el siglo XIX se dopaban masticando la criadilla de los animales.
Olvídate de los esteroides anabólicos en tabletas fáciles de tragar o de jeringas esterilizadas. Los antiguos casos de dopaje han documentado episodios en los que un deportista masticó testículos crudos de animales.
El problema de que algunos competidores en los Juegos tomen pociones, medicinas o suplementos es tan viejo como los propios Juegos Olímpicos.
Los atletas del siglo XIX ni siquiera pensaban en hacerse más fuertes con hojas de coca, cocaína y alcohol. Thomas Hicks ganó el maratón olímpico de 1904 con la ayuda de huevos crudos, estricnina y copitas de coñac que le daba su entrenador a intervalos regulares.
«El dopaje ha sido siempre parte de los Olímpicos, pero las drogas no siempre han sido vistas como un problema, (sino que) se han convertido en un problema«, declaró Martin Polley, historiador de eventos olímpicos de la Southampton University en Gran Bretaña.
Tónicos, cocaína y testículos
Expertos dicen que lo que llevaba a las personas al extremo por entonces probablemente son las mismas razones que ahora mueven a los atletas a doparse.
Después de todo, el deseo de ganar a cualquier costo debe haber sido muy fuerte para inducir a los atletas a comer testículos, aunque tal como destaca Polley, «posiblemente también era visto como una señal de masculinidad«.
La diferencia ahora es que las drogas son más seguras, difíciles de detectar y más sofisticadas. Y la percepción sobre hacer trampa ha cambiado.
Los atletas que compitieron en las primeras Olimpíadas modernas, que comenzaron en Atenas en 1896, se sentían perfectamente libres de tomar medicinas, estimulantes y «tónicos«, dijo Vanessa Heggie, una historiadora del uso de fármacos en los deportes de la Cambridge University.
Inyecciones de estricnina, consumo de cocaína y tragos de alcohol fueron usados como prácticas médicas normales para tratar dolores y la fatiga, explicó en una entrevista. La idea era que los atletas pudieran ingerir medicinas para aliviarse de ciertos males, al igual que el resto de las personas.
«Los atletas tomaban básicamente todos los medicamentos y sustancias que las personas normales consumen, incluyendo la estricnina, anfetaminas y cocaína«, aseveró Heggie.
«Eso es porque en esa época los atletas eran vistos por la sociedad mayormente como personas básicamente normales, pero un poco mejores«, manifestó.
A medida que la percepción de los atletas cambiaba, también se alteró la percepción sobre qué medicinas, suplementos y estimulantes podrían permitírseles consumir.
«Lo que nosotros consideramos como una droga cambia durante el tiempo«, declaró Heggie. «A veces es un medicamento, otras se cree que es alimento, y luego a veces se piensa que hay cosas más ilícitas, como drogas recreacionales (….) Y algunas sustancias están en todas esas categorías«, dijo.
Del dopaje al antidopaje
Polley dice que el cambio de actitud hacia el uso de drogas en los deportes inicialmente se vio generado por preocupaciones sobre el efecto de estas sustancias en la salud de los atletas.
Destacó la muerte del ciclista danés Knud Enemark Jensen en los Juegos de Roma 1960 -que se piensa fue causada por el uso de anfetaminas- como un punto de quiebre sobre el dopaje para el Comité Olímpico Internacional (COI).
«A menudo ese es visto como el momento en que el COI se dio cuenta de que había un problema«, sostuvo.
De entonces en adelante, la lucha contra el dopaje empezó a acrecentarse, junto con la sofisticación de los exámenes médicos, pero a menudo se considera que la contienda contra los que hacen trampa es enconada.
Tan pronto como la batalla contra los estimulantes y esteroides comenzó a producir resultados, los potenciales engaños pasaron al dopaje sanguíneo en las décadas de 1970 y 1980.
El COI prohibió el dopaje sanguíneo como método en 1986, pero no pudo implementar un examen confiable para la droga eritropoyetina (EPO) hasta los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Ahora la Agencia Mundial Antidopaje tiene una lista con cientos de sustancias prohibidas.
Y los equipos de exámenes de cronomatografía líquida y espectometría de masas en los laboratorios antidopaje de Londres 2012 procesan hasta 400 muestras al día para más de 240 sustancias vetadas en menos de 24 horas.
De todas formas los historiadores de los Juegos están seguros de que quienes se dopan siempre van un paso adelante.
Tal como dice Heggie: «Es una carrera y no creo que alguna vez podamos ganarla».
Fuente: http://www.cronica.com.ar