El fenómeno primero fue observado por el negro irlandés de Samuel del médico en 1819. El término Paradoja francesa fue acuñado por el Dr. Serge Renaud, científico de la universidad de Burdeos, en Francia, en 1992.
La paradoja francesa refiere a la observación donde el francés sufra una incidencia relativamente baja de enfermedad cardíaca coronaria, a pesar de llevar una dieta relativamente rica en grasas saturadas.
La gastronomía francesa es famosa por su calidad, por la preeminencia del sabor y la elaboración, lo que supone una gran utilización de grasas, salsas, mantequilla, carnes rojas y huevos. Sin olvidarnos de sus patés, quesos y vinos, lo que en principio parece no estar muy de acuerdo con unos hábitos saludables de vida.
Sin embargo, y de ahí la expresión paradoja francesa, la incidencia de enfermedades cardiovasculares en Francia, es sustancialmente menor que la de otros países occidentales.
Una posible explicación es el alto consumo de aceite de oliva, la comida fuerte está situada al medio día y la costumbre de una copita de vino en las comidas.
Varios estudios han concluido que la clave de este fenómeno se encuentra en el consumo de vino tinto, que es rico en antioxidantes, una sustancia química llamada resverastrol que tiene la cualidad de protegernos contra toda una gama de dolencias, entre ellas las enfermedades cardíacas y el cáncer
En todo caso, para los franceses, esta paradoja constituye toda una bendición.
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