Las procesiones fúnebres que se realizan en Taiwán incluyen desfiles de carrozas florales eléctricas con jóvenes en bikinis bailando a la muerte. Esta práctica data de hace unos 200 años y el objetivo es enviar el espíritu de la persona fallecida al siguiente mundo con una sonrisa.
En Occidente la muerte está envuelta en un aura lúgubre de sufrimiento y agonía, pero esto es sólo una convención. La muerte puede ser también una fiesta de liberación, y, como toda buena fiesta, debe de incluir un factor erótico.
Ya lo decía Freud: el impulso de la vida y el impulso de la muerte en el fondo son dos caras de la misma moneda. Y esto es algo que, consciente o inconscientemente, entienden en Taiwán.
Lejos de la solemnidad occidental, en las procesiones fúnebres en Taiwan desfilan eléctricas carrozas florales con jóvenes strippers bailando a la muerte, girando eróticamente al sonido de música pop que, en esas condiciones, se vuele surrealista, con el fin de enviar el espíritu de la persona fallecida al siguiente mundo con una sonrisa.
Marc L. Moskowitz, profesor asociado del Departamento de Antropología de la Universidad de California del Sur, acaba de estrenar un documental que explora la cultura popular taiwanés y especialmente esta práctica, la cual data de hace por lo menos 200 años, aunque quizá en aquella época las chicas eran un poco más recatadas.
Moskowitz dice que hizo el documental para mostrárselo al público estadounidense que “tiene una idea muy cerrada de lo que es la cultura y de lo que debe de ser un funeral y cómo se debe de velar al muerto”.
La intención de Moskowitz también es contrarrestar la percepción negativa que se tiene entre algunos naturales de Taiwán que se avergüenzan de dicha tradición.
Según el director del documental, existen varias fases del baile. La primera incluye minifaldas reveladoras, las cuales se tornan en bikinis mientras las artistas bailan y cantan, y la última es la desnudez total, momento que no pudo grabar en su documental debido a la prohibición de hacerlo ante las cámaras, indicó el Taipei Times.
Fuente: http://www.cronica.com.ar/