Se dice que la cavitación es un punto intermedio entre las dietas y la liposucción, que ayuda eliminar la grasa sin necesidad de pasar por cirugía. La cavitación consiste en generar microburbujas de vacío a través de ondas ultrasónicas moduladas en distintas frecuencias. En el tratamiento se utiliza una máquina de ultrasonido que produce microburbujas en zonas específicas del cuerpo. Las ondas y las microburbujas hacen explotar la célula adiposa desde el interior, destruyendo la membrana y liberando la grasa. La sesión dura 40 minutos con el aparato, concentrado en las zonas «difíciles» del abdomen, glúteos, área externa o interna de la pierna. Va seguida de un masaje para drenar la grasa y hacer que se elimine a través del sistema linfático y la orina.
Las recomendaciones que se dan en las clínicas estéticas son sencillas: tomar mucha agua el día anterior y el día posterior al tratamiento (más de dos litros), realizar dieta hipocalórica, caminar o hacer ejercicio. Es importante saber que entre sesión y sesión deben pasar 72 horas como mínimo, y que hay zonas del cuerpo en las que no se aplica el tratamiento por tratarse de órganos o glándulas delicadas como la tiroides y los ovarios. En condiciones saludables, no es dolorosa ni produce irritaciones en la piel. Se dice que incluso mejoraría el tono y eliminaría la celulitis. Otro de los efectos indirectos es que ayudaría a regular la circulación y el tránsito intestinal.
Las clínicas deben abrir un expediente a cada paciente. Y, como en casi todos los tratamientos, hay que firmar una carta de deslinde de responsabilidades. Sin embargo, a últimas fechas las clínicas han empezado a solicitar que los pacientes presenten un certificado médico, porque aunque no es una técnica invasiva, tampoco es completamente inofensiva. Por ejemplo, está contraindicado en todos estos casos:
- Várices (sobre todo en las piernas): el tratamiento aumenta la temperatura y puede afectar las venas.
- Pacientes con cáncer o enfermedades autoinmunes.
- Lactancia y embarazo: los efectos mecánicos de la técnica pueden producir rotura de membranas, cambios en el pH de los tejidos y con ello cambios celulares importantes que podrían afectar de modo irreversible e inmediato al bebé o al calostro.
- Problemas de oído: el aparato produce un sonido que puede ser leve o molesto, según la agudeza auditiva del paciente, pero que puede llegar a dañar el oído de manera severa.
- Personas con placas de metal, aún cuando la placa se encuentre en áreas lejanas de la zona donde se quiere recibir la cavitación.
- Epilepsia o tromboflebitis.
- Mujeres con DIU de cobre o implantes de hormonas hechos con fibras de poliéster, una aleación de titanio y níquel y acero inoxidable.
- Personas con gran sobrepeso u obesidad mórbida. Se recomienda primero hacer dieta, cambiar de hábitos y acudir a terapia psicológica.
- Insuficiencia renal, insuficiencia hepática, piedras en el riñón.
- Trasplantes o implantes.
- Llevar marcapasos u otros dispositivos electrónicos.
- Cardiopatía, hipertrigliceridemia e hipercolesterolemia.
- Heridas o psoriasis en las zonas localizadas.
Si bien no es una técnica quirúrgica, por la cantidad de contraindicaciones tampoco parece ser un procedimiento tan sencillo como un manicure. Lo he dicho antes y lo repito: los tratamientos estéticos se aprueban y certifican en las mejores condiciones, pero eso no garantiza que su aplicación en la clínica sea correcta, sobre todo en países latinoamericanos donde las regulaciones en materia de salud y medicina estética son deficientes.
Es indispensable saber que la potencia de los aparatos debe adaptarse a las condiciones físicas de cada persona y a la profundidad del tejido en cada zona a tratar. Se dice que el calentamiento de la piel aumenta la formación de colágeno y mejora su flexibilidad, sin embargo, también puede provocar hematomas o eritema local, micropunteado transitorio. Y aunque el ejercicio es una recomendación, debería hacerse de forma obligatoria y controlada, ya que el cuerpo, en particular el hígado, no está acostumbrado a trabajar con esa cantidad de grasa liberada, por lo que puede provocar un efecto similar a la intoxicación.
¿Delgada por siempre?
Cabe preguntarse si los efectos de la cavitación son permanentes, es decir, ¿qué pasa si vuelvo a engordar, a dónde se va la grasa? Las células grasas o adipocitos sólo se reproducen hasta la adolescencia, en la edad adulta sólo aumentan de tamaño. Sin embargo, un estudio ha demostrado que si engordamos después de una liposucción, la grasa no va a eliminarse mágicamente sino que se acumulará en otras zonas del cuerpo. Me inclino a pensar que esto mismo ocurriría con la cavitación, porque también se provoca la destrucción de los adipocitos en zonas localizadas.
Entonces, todos tenemos un capital de grasa invariable distribuido en todo el cuerpo, si las células se eliminan de un sitio, la grasa aparecerá en otro para compensar esa carencia. Los resultados del estudio mostraron que la grasa retornaba por completo aproximadamente un años después de haber sido succionada. No reapareció en las caderas o la parte baja del abdomen, sino en la parte superior, alrededor de los hombros y el tríceps, como lo muestra este gráfico del NY Times. Rudolph Leibel, investigador en la Universidad de Columbia, entrevistado por el mismo diario, señala que el cuerpo controla el número de células grasas, y cuando una muere, el cuerpo genera una nueva para reemplazarla: «No se puede engañar a la Madre Naturaleza».
A estos estudios se suma lo ocurrido en abril del año pasado en Francia, donde el Ministerio de Salud ha prohibido una serie de tratamientos «reductivos», entre ellos la mesoterapia, el láser y la cavitación. El motivo es que «derriten» la grasa pero no la succionan, y esto ha provocado numerosos casos de pacientes hospitalizados de gravedad a causa de intoxicaciones y daños capilares irreversibles (necrosis cutánea, hematomas, lesiones subcutáneas o trombosis).
El vacío legal en torno a los tratamientos y la medicina estética, no sólo en Europa sino en todo el mundo, es enorme. Faltan definiciones y regulaciones, capacitación, inspección e información adecuada para los pacientes. Aún así, las opiniones siguen divididas. Hay mujeres que no han presentado ningún malestar a corto plazo y que incluso han optado por una vida más saludable después de la cavitación. Sin embargo, me parece que hay que tener cuidado con un tratamiento que, de entrada, tiene muchas contraindicaciones. Si están decididos a hacerse la cavitación, sepan que hay riesgos y efectos secundarios que aún no han sido identificados, que la eficacia del tratamiento es temporal, y que sin dieta y ejercicio no hay «milagro» que funcione. Advertidos están.
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com