Los fumadores madrugadores, que echan mano de su primer cigarrillo nada más levantarse por la mañana, tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y de cuello que aquellos que esperan al menos una hora para encender el primer pitillo. A esa conclusión llegaron Joshua Muscat y sus colegas de la Escuela de Medicina Penn State (EE UU) estudiando a cerca de 8.000 fumadores habituales, de los cuales 4.775 tenían cáncer. Los datos, publicados en la revista especializada Cancer, revelan que quienes esperan 30 minutos o menos para encender el primer cigarrillo son 1,79 veces más propensos a sufrir cáncer de pulmón y 1,59 veces más sensibles al desarrollo de cáncer de cabeza y cuello.
Muscat especula que estas diferencias se deben a que «estos fumadores tienen mayores niveles de nicotina y posiblemente otras toxinas del tabaco en su cuerpo, y son más adictos al cigarrillo» . Ser menos «impacientes» y empezar a fumar un poco más tarde podría reducir los casos de cáncer, por lo que los autores recomiendan aplicar esto como primera medida en las terapias que ayudan a dejar el tabaco.
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