La millonaria Kim Kardashian pasó un momento vergonzoso a la salida de un restaurante en Beverly Hills, cuando una ráfaga de viento levantó por completo su vestido.
Kardashian, embarazada del rapero Kanye West, se desesperó al ver a los fotógrafos y, con una mano trató de bajar la falda mientras que con la otra no quería soltar su cartera.
Lo cierto es que logró su cometido y no regaló ninguna foto de su bombacha, y mucho menos, de su panza.
Kardashian es seguida día y noche por los reporteros, que quieren saber todo sobre la vida excéntrica de esta millonaria.
¡Será la próxima!
Fuente: http://teleshow.infobae.com/