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El británico Keith Martin, de 42 años, se convirtió en el dueño del título de «el hombre más gordo del mundo» después de su último pesaje, donde se determinó que llegó a los 368 kilos.
Lejos de estar contento por su lugar en el Libro Guinness de los Records, Martin aseguró que sigue una estricta dieta por la que logró disminuir 10 centímetros de su contorno, informó el sitio The Sun. «Es un proceso arduo, pero hago el esfuerzo», expresó.
Martin no fue siempre obeso: cuando era chico era flaco y durante su adolescencia era apenas más fornido que los demás chicos. Por culpa de su obesidad mórbida, el hombre lleva 11 años confinado en su casa de Londres, a excepción por las cuatro veces que salió para ir al hospital.
«Haber sido nombrado ‘el hombre más gordo del mundo’ fue como una llamada de atención», explicó el hombre. «No culpa a nadie más que a mí por haber llegado a esta situación», convino Martin, quien está impedido de levantarse de su propia cama.
El hombre mide 1,75 metros de altura pero sus más de 300 kilos le impiden caminar y hasta sentarse. «Lo último que recuerdo haber hecho fue ir a la oficina de Empleos. Pero no pude subir las escaleras para registrarme», recordó Martin.
«Lo médicos me dijeron que no voy a llegar a cumplir 50 años a menos de que haga algo drástico. Necesito perder la mitad de mi peso para poder ponerme una banda gátrica», explicó Martin, quien llegó a consumir hasta 20 mil calorías por día.
«Me encantaría ser flaco como en mi juventud, pero todo lo que quiero ahora es poder sentarme en una silla de tamaño normal», señaló el hombre, quien dijo estar «determinado» en su lucha contra la balanza y hoy se contenta con comer apenas cuatro rebanadas de pan y una comida de dieta al día.
El problema de peso de Martin comenzó cuando tenía 16 años, tras la muerte de su madre, Alma. «Fue una sorpresa total. Me sentía tan triste y culpable por los problemas que le había causado que empecé a comer para calmar mi dolor y para cuando me di cuenta estaba engullendo comida cada vez que me sentía mal por algo», relató el hombre.
Pero Martin no puede dejar que su dolor lo consuma, ya que hoy en día no sólo vive postrado en la casa de su hermana, sino que además carece de ropa y está cubierto siempre con sábanas porque no existe ropa que le quede bien.
«Si miro para atrás, siempre estuve deprimido. Soy agorafóbico (miedo irracional a los lugares públicos o abiertos) y supongo que siempre lo fui y nunca me traté. En cierto modo, no me siento diferente de cuando era adolescente. Soy la misma persona, sólo que ahora tengo este cuerpo enorme que me duele todo el tiempo», puntualizó.
Fuente: http://www.minutouno.com.ar
