Nada como una lonja de pan caliente recién salida del horno Sin embargo procuras evitarlo porque te produce hinchazón, es escaso en nutrientes, tiene un elevado índice glucémico, es excesivo en sal y significa dar un paso para atrás en cualquier dieta hipocalórica…. ¿O no? Te sorprenderá saber que muchas de estas premisas podrían ser falsas, y que el pan es un alimento nutricionalmente muy rico y, consumido en su justa medida, un compañero para mantener la balanza a raya.
“El pan no tiene nutrientes”. Si consideras al pan como ese “gustito” que quieres darte cuando incumples la dieta, no le estás haciendo justicia. Según la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición británica, el pan provee más del 10% de la ingesta diaria de proteína, folato y hierro, así como un 20% más de fibra, calcio y magnesio. El pan de salvado suma más minerales y vitaminas.
“El pan casero es más saludable que el industrial”. Si te preocupa la cantidad de nutrientes del pan que compras habitualmente, no debes temer que tenga menos cualidades alimenticias que si te dedicaras a hacerlo tú misma en casa. En rigor, la cocción no afecta los índices alimenticios del pan, sino más bien la harina que se utiliza hoy en día. Los estudios más recientes no han demostrado que existan diferencias significativas entre uno y otro.
“El pan promueve la hinchazón”. Esta máxima casi incuestionable tiene sus detractores. Si bien existen reportes que evidencian que el pan elaborado con el método Chorleywood (CBP) puede producir hinchazón, un estudio realizado por la Fundación Británica de Nutrición afirma que no existe evidencia que concluya que el consumo de pan (elaborado con cualquier método), cause hinchazón o molestias gastroenterológicas. Aquellas personas de digestión sensible pueden reducir este síntoma con ejercicio y alto consumo de líquidos.
“El pan tiene demasiada sal”. Durante la elaboración del pan, se utiliza sal para dar sabor, pero además porque ayuda a controlar la levadura durante la fermentación. También hace que el gluten sea más estable y menos expansivo. Sin embargo, con la tendencia actual de consumo debido a la gran población hipertensa, muchas panaderías cuentan con sus alternativas sin sal. Si tu compra es en el mercado, lo ideal es revisar bien las etiquetas.
“El pan blanco es malo por su Índice Glucémico (IG) elevado”. El IG es una cifra que mide la velocidad con la cual la glucosa se libera en el torrente sanguíneo después de comer. El pan blanco y negro tiene un IG relativamente alto. Sin embargo, cuando se ingiere junto con grasa saludable o proteínas (acompañando comidas o incluso en un sándwich), la absorción de los hidratos de carbono se desacelera, y la glucosa entra a la sangre más lentamente.
“Es mejor comer la corteza que la miga”.En primer lugar, hay que aclarar que tanto la corteza como la miga son elaboradas con los mismos ingredientes. Lo único que las diferencia es el proceso de cocción, durante el cual el exterior está más expuesto al calor. Por otro lado, el agua, ingrediente fundamental en el pan, está mucho más concentrado en la miga que en la corteza. Como consecuencia, esta zona más aireada tiene menos calorías por cada unidad de superficie, y por lo tanto te saciará más.
“El pan integral tiene menos calorías”.Este es un mito ampliamente extendido, pero lo cierto es que la materia prima de ambos tipos de pan es la misma: la harina. Como consecuencia, las calorías que te aportan los dos son casi las mismas. Lo que sí es importante destacar, es que el pan integral contiene mayor cantidad de fibra, un ingrediente fundamental para mantener el organismo en condiciones.
“En una dieta hipocalórica, es mejor consumir galletas saladas que pan”.Falso. La gran desventaja de las galletas para quienes pretenden bajar de peso, es su mayor cantidad de grasa. Esto no sólo es nocivo para bajar de peso, sino que además produce una respuesta adictiva del organismo, que no puede dejar de consumirla (por eso una sola muchas veces equivale a todo el paquete). En cambio, el pan te dará mayor sensación de saciedad. Eso sí: en su justa medida.
“El pan tiene colesterol”. Este es otro malentendido que surge en torno al pan. El más tradicional tiene muy pocas grasas (la mayoría insaturadas) que además, al ser de origen vegetal, no poseen colesterol. Es cierto que puede ser que algunos tipos de pan de molde sumen otras grasas, pero éstas siempre serán vegetales. Como consecuencia, éste no debería ser un motivo para tu preocupación, de haber alguien en la familia con problemas cardíacos, por ejemplo.
“El pan negro es integral”. No necesariamente. Aquí, como en otras ocasiones, lo ideal es que revises con atención las etiquetas. Un pan puede verse negro porque tiene algún ingrediente colorante, o bien porque cuenta una cantidad de harina integral pero pequeña. Procura buscar la leyenda “100% integral” y, si no, fíjate con qué otras harinas está elaborado, para que entonces sí puedas elegir con información qué pan prefieres. Recuerda que, antes de hacer cambios en tu alimentación, debes consultar con un profesional de la salud.
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com