De manera irónica, el empresario más rico del mundo, Carlos Slim, señaló que «Argentina es magnífico y predecible» porque siempre «se puede estar seguro que allá no se puede conseguir dólares».
En el marco de una entrevista dada al Financial Times, el magnate de 73 años se refirió a sus inversiones y la compleja situación que atraviesa su emporio global. Allí, la conversación giró en un momento hacia la Argentina.
«Me gusta Argentina, un país magnífico. Es predecible: siempre se puede estar seguro que allá no se puede conseguir dólares«, opinó el ejecutivo, quien suele ser elogiado por sus pares debido a su olfato para los negocios.
Los dichos de Slim ejemplifican, en parte, cómo es visto el país en el ámbito de los grandes capitales internacionales. A partir del año pasado, las críticas desde el sector privado se intensificaron al calor del aumento de las regulaciones sobre áreas clave, como el control del tipo de cambio y las restricciones en el giro de divisas al exterior. Medidas que, en última instancia, no agradan ni favorecen a quienes buscan beneficios en el mercado global.
Sin embargo, ello no le impidió al empresario mexicano hacer inversiones sobre el territorio nacional. Además de ser propietario de la firma de telefonía Claro, el año pasado su grupo empresario adquirió el 8,4 % de YPF por un valor de 32.908.506 ADS. Los 32 millones de títulos de la petrolera los obtuvo a partir de un grupo de bancos que contaban con acciones del Grupo Petersen como garantía por préstamos otorgados. Esta operación, celebrada incluso por la presidente Cristina Kirchner, al poco tiempo fue definida por el hijo de Slim como algo «circunstancial» y no una compra directa.
En tanto, Carlos Slim atraviesa un difícil escenario en varios mercados. El propietario de la mayor fortuna mundial perdió cerca de 2.000 millones de euros en Europa, a raíz de una emisión de derechos de suscripción y la caída del precio de las acciones de la compañía holandesa de telecomunicaciones KPN. Además, es desafiado por el gobierno de Enrique Peña Nieto en México, quien comenzó a aplicar medidas para quebrar su monopolio en el mercado de las telecomunicaciones.
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