La revista New Yorker da cuenta este mes de la creación de Penn Jillette & Teller -un famoso dúo de humoristas-, el juego menos divertido y más agotador que se haya concebido. El único participante permitido debe llegar manejando un bus desde Tucson a Arizona en tiempo real, respetando la velocidad reglamentaria. Este objetivo toma unas ocho horas.
Terminar una etapa del juego requiere un esfuerzo de concentración permanente, pero en el juego sucede tan poco que el aburrimiento es llevado a un extremo casi inhumano. La ruta no tiene curvas ni aparece vehículo alguno al que haya que esquivar, pero el bus está constantemente yendo hacia la derecha, lo que exige al jugador corregir la dirección todo el tiempo hacia el lado contrario para no irse fuera de la carretera.
No hay posibilidad de pausarlo y perder una vida significa volver al punto de partidapara reiniciar el camino. Por lo tanto, dejar la conducción por unos pocos segundos puede ser lapidario.
A lo largo del camino apenas se ven pasar algunos fardos de pasto y un par de carteles de tránsito para indicar que el bus sigue avanzando.
Quienes finalmente lograron llegar al final del camino, Las Vegas, son premiados con el máximo puntaje que otorga el juego: uno. Eso es todo.
No hay otras pantallas ni más destinos, simplemente se puede volver a empezar y cada conductor puede acumular puntos a medida que consigue completar el recorrido una y otra vez. Según The New Yorker, el récord lo tiene Morgan van Humbeck, que ha acumulado hasta el momento un récord “casi imposible” de superar: cinco puntos.
Los creadores lo habían incluido en un paquete llamado Penn & Teller’s Smoke and mirrors, destinado a alimentar consolas Sega, y la idea era premiar a quienes consigan llegar a los 100 puntos (es decir, 800 horas de manejo) con un viaje real entre Tucson y Las Vegas en un bus lleno de coristas y con una banda en vivo.
“Pero cuando el CD de juegos estuvo terminado, el formato había pasado de moda. No encontramos a nadie interesado en adquirir el juego”, cuenta Teller, uno de los ideólogos de fracasado proyecto.
Sin embargo, se conservaron algunos CDs y le llegaron a los especialistas en desenterrar este tipo de productos. Así, ganó una inesperada fama más de diez años después de su malogrado lanzamiento y en 2007 concibieron la idea de crear una web para jugar Desert Bus y generar así una colecta de caridad para hospitales infantiles alrededor del mundo.
Hoy ya se puede jugar en versiones online, colaborando con la colecta al manejar (solo un tramo) el famoso (e increíblemente aburrido) ómnibus del desierto.
Fuente: http://america.infobae.com