Barbie tiene ojos claros. Y Ken también. Modelos de belleza impuestos desde hace décadas, su piel dorada, su pelo rubio y sus ojos celestes son el ideal perseguido por hombres y mujeres. Hasta ahora, todo se conseguía. Todo se modificaba a medida de las necesidades de quién lo requiriera. Pero la cuestión del color de los ojos era lo más difícil. La intolerancia a las lentes de contacto, las conjuntivitis que producían y una dependencia incómoda limitaban su uso extendido.
Para muchos, buenas noticias. En un mundo en que el 80% de las personas tiene ojos marrones y sólo un 17%, azules, en sólo veinte segundos el problema (sí, tener ojos oscuros) podría quedar solucionado. Es que Gregg Homer, un ex abogado y actual biólogo e investigador de la empresa Stroma Medical (de California, EE UU), ha creado una nueva técnica láser que permite cambiar el color de los ojos de marrones a azules. Esta nueva tecnología, que ha estado en desarrollo por más de diez años, se llama Lumineyes. Eso sí, tiene un límite: una vez aplicada, no hay marcha atrás.
Quienes tienen ojos marrones poseen un pigmento que se llama melanina en la parte delantera del iris. A diferencia, los de ojos azules no lo tienen. Por eso, la técnica de
Homer se basa en eliminar la melanina de la parte frontal del iris usando láser. El procedimiento se completa rápidamente, aunque el color azul tarda unas semanas en aparecer.
Este tipo de terapias ya son utilizadas actualmente para extraer la melanina de la piel y eliminar manchas o pecas. En este caso, “utilizamos dos frecuencias que son absorbidas por el pigmento oscuro. El rayo es totalmente absorbido de manera que no hay peligro de dañar el resto del ojo”, le explicó el investigador a BBC. Y detalló: “El láser calienta el pigmento y cambia su estructura celular. El organismo reconoce entonces que estas células son tejido dañado y responde con una proteína. Esto provoca, a su vez, otro proceso que es como un ejército de pequeños “pac-man” que digieren el tejido a nivel molecular”.
Actualmente, Homer está buscando una financiación de 800 mil dólares para poder ampliar sus ensayos. Las primeras pruebas en humanos se realizaron en cadáveres y, posteriormente, el investigador se instaló en México donde en 2011 probó la técnica en 17 pacientes.
“Desde la perspectiva regulatoria es fácil porque hablo español con fluidez y puedo monitorear de cerca la evolución de los participantes”, justificó al momento de explicar esa elección. “Todos los mexicanos”, detalló, “eran personas con miopía extrema y se les ofreció un trasplante de lente intraocular a cambio de participar en la prueba de cambio de color de ojos”.
Como sucede frente a toda tecnología o tratamiento novedoso, otros expertos ya han manifestado cierta preocupación y han cuestionado el método. «Hasta el momento, no he podido encontrar ninguna publicación sobre este tratamiento en las revistas oftalmológicas indexadas, es decir, las revistas médicas más serias», afirma el doctor Eduardo Mayorga, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano.
En cuanto a los posibles inconvenientes que podría generar, el profesional indica que “el tratamiento actual con láser tiene efectos secundarios como la atrofia de las capas del iris. Este efecto es aceptable en indicaciones precisas de tratamiento con láser entre las cuales, definitivamente, no se encuentra el cambio de color de ojos”. Y concluye contundente: “En este momento, no expondría ningún ojo a esta práctica hasta que los que describen el método no publiquen sus hallazgos en espacios reconocidos».
Fuente: http://www.entremujeres.com