Con unos 50 dólares, un esposo o esposa celosos puede descargar una aplicación en un teléfono celular para seguir continuamente los pasos de su cónyuge mejor que un detective privado. La facilidad con que se puede hacer es estremecedora y efectiva en una era en que casi todos llevan un teléfono celular que puede registrar cada movimiento físico de una persona. Pero dentro de poco, ese recurso podría ser ilegal en Estados Unidos.
La Comisión Judicial del Senado aprobó el jueves una iniciativa que convierte en delito la fabricación y operación -por parte de una empresa- de una aplicación para seguir intencional y sigilosamente a una persona. La medida, impulsada por el senador demócrata Al Franken, también quitaría atractivo a estos programas informáticos nada caros y fáciles de usar porque obliga a las empresas a que revelen si la aplicación está instalada en el celular de la persona que será vigilada.
La vigilancia sigilosa de una persona y las escuchas telefónicas son ilegales, pero no existen disposiciones en la ley federal que prohíban a las empresas fabricar una aplicación cuyo propósito primario sea ayudar a una persona a seguir los pasos de otra.
La propuesta de Franken hará que las responsabilidades penales y civiles recaigan en las compañías fabricantes de programas informáticos que vendan las aplicaciones utilizadas indebidamente.
Si avanza, la propuesta actualizaría las leyes aprobadas años antes de que la tecnología inalámbrica revolucionara las comunicaciones.
Las compañías telefónicas actualmente tienen prohibido revelar a empresas la ubicación de personas cuando hacen llamadas telefónicas desde un teléfono tradicional. Pero no existe prohibición alguna cuando la comunicación se realiza por internet. Si un teléfono móvil envía un correo electrónico, se vincula a un sitio web o inicia una aplicación, la ubicación precisa del teléfono puede ser enviada a firmas de publicidad, comercializadores y demás sin la autorización del usuario.
«Lo más problemático es que nuestra ley no protege la información en cuanto a la ubicación (de las personas)», dijo Franken, presidente del subcomité judicial del Senado para asuntos de privacidad, tecnología y ley.
La ambigüedad ha creado un espacio para empresas como Retina Software, que fabrica PhoneTracker y lo describe como «programa espía telefónico y silencioso». Está disponible en internet por unos 50 dólares.
El sitio de la empresa señala:
«¿Sospecha que su cónyuge le engaña?, pregunta la empresa en su página de internet. «No gaste todo su dinero en un investigador privado».
Retina Software dijo en un comunicado enviado por correo electrónico que el programa es para la vigilancia legal del teléfono celular que un comprador del programa posee y tiene el derecho a vigilar. Si hay evidencia de que el cliente no posee el teléfono, la cuenta es cancelada, dijo la empresa. El programa no tiene el propósito ni es comercializado con fines malintencionados ni facilita la vigilancia sigilosa de alguien, se dijo en el comunicado.
Sin embargo, Franken y los partidarios de la iniciativa afirman que no hay manera de garantizar que se respete la norma.
Un caso de violencia doméstica del condado de San Luis, Minnesota, ayudó a Franken a plantear el proyecto de ley.
Una mujer fue a un edificio del condado para reunirse con su defensora y recibió un mensaje de texto de quien la maltrataba. Este individuo le preguntó por qué estaba en ese lugar, según un testimonio de la Red Nacional para Poner fin a la Violencia Doméstica rendido en 2011 ante el Congreso.
Atemorizados, ella y su defensora fueron a un tribunal a solicitar una orden de protección judicial para la mujer. Finalmente determinaron que el abusador seguía los movimientos de la víctima mediante una aplicación que había colocado en el teléfono celular de la mujer.
Fuente: http://www.publimetro.cl/