Cuando uno piensa en la psicología canina y desconoce de qué se trata, la primera imagen que se le viene a la mente es una actividad un tanto excéntrica que involucra un perro sentado en un diván.
Muy lejos de ese concepto, esta disciplina -que deriva de la etología- estudia el comportamiento de este animal dentro de un grupo o manada en determinado territorio y fundamentalmente trata de enseñar a su dueño cómo prevenir o solucionar sus problemas de conducta.
Es más, todo aquél que tenga la intención de tener un perro como mascota, debería manejar por lo menos algunos conocimientos sobre este tema para evitar futuros problemas, como por ejemplo, ataques a personas que tan frecuentemente se ven estos días.
Para que la gente conozca más al respecto, Patricia Funes -fundadora del Centro de Psicología Canina que lleva su nombre-, habló para entender un poco más la mente de este animal.
“La mayoría de los problemas con los perros derivan de la falta de información. Los seres humanos no estamos acostumbrados a percibir su lenguaje sutil. Ellos nos ven como parte de su manada”, asegura la profesional, para quien las personas incurren en un error muy frecuente: “Muchos tienden a tratarlos como bebés y humanizarlos, pero su mente no viene diseñada genéticamente para eso. Mientras muchos creen que los domestican; ellos siguen creyendo que están en un entorno salvaje”, aclaró.
Con respecto al lenguaje canino, explicó que un 80 por ciento está constituido por el intercambio de energía y el otro 20 por ciento por el lenguaje corporal. “Un perro no entiende cuando se le habla, como lo interpretan muchos de sus dueños, sino que interpreta esa energía”, aseveró.
El exceso de afecto, la falta de disciplina, el desconocer sus necesidades son -para Funes- factores que provocan su desequilibrio.
“Siempre que un perro ataca tiene que haber un motivo, pero la gente no lo percibe porque no reconoce, por ejemplo, cuándo se siente amenazado y está en una situación de alerta”, detalló.
Totalmente controlable
“Ningún cachorro nace siendo agresivo, ni ansioso, ni miedoso, sino que lo adquieren con un mal dueño”, sentenció Funes que reconoció que la genética influye, pero que es totalmente controlable.
“Si a un cachorro de pitbull lo adquiere una persona responsable, que es un buen líder, que no tenga intenciones de hacerlo pelear y que lo saque seguido a drenar su energía corriendo, va a ser un excelente perro”, expuso a la vez que relató su propia experiencia: “Yo tengo un mastín napolitano, que está catalogado entre los agresivos; sin embargo, es muy dulce y compañero con los niños. Justamente lo adquirí para trabajar y demostrar a la gente que se trata de la educación y no de la raza en sí”, contó la mujer.
Efectivo tratamiento
La experta en psicología canina remarcó que todo perro que tenga trastornos de conducta se puede rehabilitar. “No importa la edad, siempre se les puede enseñar límites, disciplina y educación, aun si fue maltratado”, subrayó.
Para desarrollar su tratamiento de psicología terapéutica, esta profesional trabaja con las personas, porque sus problemas de conducta son reflejo de lo que su dueño hizo mal.
Algunas técnicas que enseña se relacionan con la correlación con lo que pasaría si estuviera en estado salvaje: “El ritual de la comida es muy importante, para que sepa que se la está ganando. O, por ejemplo, para corregirlo lo tiro al piso, lo agarro del cuello y le aplico una energía específica como lo haría el líder de su manada”, apuntó.
Fuente: http://www.losandes.com.ar